… que no cree en los políticos. El presentador de El Hormiguero lanza un mensaje a su audiencia animándoles a pasar de la política y ayudarnos los unos a los otros. Ni Jesús en la montaña pronunció un mensaje tan bello… ¿O no?
Pues no, Pablo querido, ni tu mensaje es tan inocente ni tú eres tan cándido. Motos tiene todo el derecho a decir en su programa lo que le dé la gana pero sus palabras tienen una intención que, para algunos de nosotros, resulta muy peligrosa: la desidia política.
El otro día acudí a la oficina de una empresa energética a hacer unas gestiones acompañado de Pituffina. Allí nos recibió una amable muchacha con la que, mientras atendía nuestra solicitud, comenzamos a hablar de los típicos temas triviales: el tiempo, que el Cádiz no juega un pimiento… Sin embargo, en un marco tan apropiado la conversación derivó hacia los altos precios de la luz. "Esto es una locura, cómo se están forrando…", comenté indicándole con mi dedo un cartel de la empresa energética para la que trabajaba. La joven me dio la razón y añadió: "Cualquier día se va a liar, la gente está muy cansada y los políticos solo van a lo suyo, son todos iguales, yo ya ni voto…".
Y ahí está el objetivo de los mensajes, supuestamente apolíticos, de comunicadores como Pablo Motos. Todos son iguales, pasa de ellos… Os prometo que cada día que pasa pienso con más fuerza que estos apolíticos, ni de derechas ni de izquierdas, son realmente el peligro de la democracia. Los Pablo Motos, o los Iker Jiménez (otro que tal baila), igualan a todos nuestros representantes, lo cual es muy injusto además de falaz. No son ingenuos y ellos saben bien que no es lo mismo Santiago Abascal que Pablo Iglesias —uno pasa de los derechos humanos y el otro no—; no es lo mismo Martínez Almeida que Kichi, como tampoco eran lo mismo González o Aznar que Julio Anguita. La amable mujer de la oficina de la compañía de luz no supo responder cuando le recordé que el Gobierno actual, con todos sus fallos, había subido el salario mínimo varias veces, mejorado sus condiciones laborales y protegido a los trabajadores más vulnerables durante la mayor crisis sanitaria del último siglo. Le pedí que lo comparara con la gestión que hizo el PP de Rajoy durante la anterior crisis en 2011, subiendo impuestos y recortando derechos de los trabajadores, por no olvidar un regalito a la banca de 60.000 millones y los graves casos de corrupción.
—No todos son lo mismo, eso es lo que quieren que creamos…". apunté al despedirme.
Por favor, este Pituffo Gruñón os pide que no paséis de la política. Votad a quien queráis pero no olvidéis que la democracia nos exige a los ciudadanos, sobre quienes recae el poder de elección, ser responsables y conocer a aquellos a los que dirigimos nuestro voto. Y nuestro cometido no acaba ahí, después también debemos ser exigentes y muy críticos, sobre todo con aquellos a los que hemos votado, exigiéndoles que cumplan lo prometido. Si los políticos no cumplen su palabra, hay maneras de protestar, exigir y participar para cambiar las cosas.
Recordad el espíritu del 15M, y a los que creéis que no sirvió de nada os pregunto: ¿De verdad pensáis que la respuesta política a la crisis actual hubiera sido la misma sin estos movimientos sociales? Si hasta la mismísima Angela Merkel pasó de ser otra Dama de Hierro a casi convertirse en socialdemócrata. Si caemos en la desidia, la verdadera democracia se va al carajo y entonces llegará ese sistema de Gobierno que algunos añoran y que en España duró 40 años. ¡Ah, y no te olvides que, cuando eso pase, los Pablo Motos de turno ya se buscarán, emprendedores ellos, la manera de seguir con la barriga llena. ¿Cómo? Muy fácil, llevando al nuevo Franco ¡a divertirse a El Hormiguero!
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