El pasado martes fue el Día de Andalucía. Para celebrarlo, nuestro presidente moderado y campechano nos ha regalado a los andaluces la privatización de la sanidad pública. Esos maravillosos conciertos de sanidad y educación, que ya empezó hace años el PSOE -el partido ese que algunos dicen que es de izquierdas- ahora el PP, sin necesidad de esconderse, va un paso más allá y normaliza la privatización de la atención primaria.
Ahí tenéis a Juanma, andaluzas y andaluces de bien. Nuestro presidente es la prueba de que no hace falta decir las gilipolleces de Ayuso para tener las mismas ideas en la cabeza. ¿No queréis que Andalucía se llene de empresas y emprendedores made in Spain?, pues aquí van dos tazas. Empresarios que juegan con tu salud, olé y olé.
Emprendedores amigos de PP, VOX y PSOE, patriotas de banderita como los de Ferrovial, ¡sí, señor! ¡Qué más da que no te puedas curar el cáncer, qué importa que te salga más a cuenta dejarte la piedra en el riñón! Mientras puedas disfrutar de las gracias de Bertín y de Joaquín ¡para qué quieres Sanidad Pública! ¡Ay, qué arte más grande, chiquillo! ¡Olé mi tierra y su gente que vota en masa a los que la joden una y otra vez!
Señoritos culpables del poco progreso, devotos de la cruz, la mantilla y el estoque, que además, son aplaudidos por el populacho. ¡Qué gracia y salero, mi arma! Ahora sí va ser verdad lo de que tienes más posibilidades de curarte si rezas a la Virgen del Rocío que yendo al médico! Aquí están mis compatriotas, con estos bueyes hay que andar hacia el progreso.
¡Que viva Andalucía libre! Sí, pero libre de gilipollas. Que ya lo decía Juan Carlos Aragón con sus Yesterday: "Este pueblo me da vergüenza". A mí también, Juan Carlos, a mí también.