La gloria del pueblo, de Antonio Fillol Granell. El pueblito y el enemigo.
La gloria del pueblo, de Antonio Fillol Granell. El pueblito y el enemigo.

Las diferencias y los matices existen, decíamos reunidos y puestos a ser mejores que el otro, vimos como el enemigo nos sacaba ventaja. En las cuitas, emocionados, nos deleitábamos, engordando nuestros egos. En la lejanía, sin embargo, los malvados seguían avanzando todos a una.

Caímos en la cuenta de que todos llevábamos parte de razón, pero el enemigo ya había cruzado el río, destrozando el puente. Unos decían que beber de un cuenco, con razón, era tener sentido de la propiedad y otros, también con razón, que sólo había que hacerlo de las manos.

Mientras, el enemigo nos rodeaba sin piedad. Nacimos para cambiarlo todo decían unos, no hemos de soportar a los que piensan que sólo somos más de lo mismo decían otros. Y el enemigo ya estaba a las puertas.

Nos cogió debatiendo sobre el sexo de los ángeles y sobre quiénes eran los que estaban cargados de verdad cuando arrasaron el molino y la cosecha. Nos cogió votando al más puro y fuerte de nuestros guerreros, al más íntegro y hábil de nuestros sacerdotes cuando arrasaron las escuelas y el hospital.

Incendiaron el pueblito, mataron a los hombres y se llevaron a las mujeres y educaron a los niños. Sin saber, quienes de nosotros realmente llevaba la razón.

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