¡Ahora resulta que el partido político que lleva la privatización por bandera es un acérrimo defensor de un sistema sanitario público!
“¿Qué ven mis ojos?”, nos preguntábamos muchos en el día de ayer cuando nos encontrábamos en el recorrido de la manifestación por una sanidad pública y digna a dirigentes locales del Partido Popular. ¿Nos los encontraremos también en las repletas salas de espera de urgencias o en las interminables colas de muchos médicos de familia? ¡Ahora resulta que el partido político que lleva la privatización por bandera es un acérrimo defensor de un sistema sanitario público! O lo que es peor –como escuché ayer en la propia manifestación-, que son los defensores de una seguridad social que creó Franco y que la democracia se está cargando... ¡De traca!
Nadie le quita el mérito al PSOE de Andalucía y a Susana Díaz –como reiteró el propio convocante de la manifestación- de haber contribuido a que el sistema sanitario andaluz sea tan deficiente, pero que sea el Partido Popular quien venga a criticarlo es, citando a mi compañero Raúl Ruiz-Berdejo en el penúltimo pleno municipal, como si un asesino en serie defendiera la no violencia. Las políticas regresivas del Partido Popular impuestas desde Madrid tienen como móvil la reducción del gasto público. Es decir, en otras palabras, el recorte presupuestario que se traduce inevitablemente en las administraciones regionales en recortes en servicios esenciales para la ciudadanía como la educación o la sanidad. Si es cierto, por otra parte, que estas –como la Junta de Andalucía- pueden priorizar e intentar amortiguarlo. Una realidad que por supuesto no es prioritaria para Susana Díaz, más preocupada –en Madrid- de los asuntos internos de su partido. Andalucía lidera los recortes en sanidad, como atestiguan numerosos informes entre los que destacan los elaborados por la federación de Sanidad de Comisiones Obreras. El gasto sanitario medio por habitante en Andalucía es de 1.007 euros mientras que la media nacional es de 1.232 –muy por detrás, por cierto, de Euskadi, con 1.584 euros-.
¡Pero que nadie se olvide de que la responsabilidad es compartida! Tanto el Partido Popular como el Partido Socialista son culpables de que con sus políticas, por ejemplo, la cuantía que la sanidad pública paga a la privada a nivel estatal haya crecido en más de un 50% durante los últimos años. ¿Cuántos servicios externalizan nuestros hospitales y centros de salud? ¿No es una privatización encubierta? ¿Por qué no nos hablan del copago o de la exclusión sanitaria? ¿Y qué sobre ese pacto en materia de sanidad que PP y PSOE buscan (juntos) en el Senado sin derogar el Real Decreto Ley 16/2012 de 20 de abril de “medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”? No podemos olvidar que PP y PSOE vuelven a estar juntos en lo que de verdad importa y que de cara a la galería sacan sus mutuas vergüenzas para vender humo. Afortunadamente –y así sucedió ayer- ninguna fuerza política puede capitalizar lo que ha organizado la propia ciudadanía, hastiada de tanto discurso fácil, idas y venidas. Que se repitieran iniciativas como esta denotaría una envidiable salud democrática en reclamo de otra –la sanidad- que por culpa de estos gobiernos no está a la altura.
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