Creo que ya he tratado alguna que otra vez el tema de las redes sociales en esta columna de opinión. Ya dije en su día que, con un buen uso, esas redes pueden sernos muy útiles por la importante vía de comunicación que significa. Pero también, evidentemente, la cosa tiene su cara menos agradable, la de los bulos, acosos, polémicas y un larguísimo etcétera. Sólo hay que echar un vistazo para darse cuenta de cómo está el patio últimamente.
Servidor suele utilizar las diferentes redes sociales con mucha cautela, y con un fin, cómo calificarlo: informativo, educativo, recreativo, y lo más importante, todo ello intento hacerlo con una actitud bastante distante, incluso irónica en ocasiones.
Lo que le voy a narrar a continuación es una anécdota que sucedió hace un par de días. Mi hijo Pablo se dibujó en San Mamés junto a Iñaki Williams (la Pantera del Athletic) y me dijo que podríamos regalárselo a Iñaki. Le dije que Iñaki vive en Bilbao y nosotros en Cádiz, y que estamos a una distancia un pelín grande. Como lo noté un poco decepcionado se me ocurrió una idea; hacerle una foto al dibujo, subirlo a Twitter y etiquetar a la Pantera de Lezama. Así hicimos. En fin, yo seguí con mis quehaceres cotidianos, y cuando al par de horas volví a abrir la aplicación de Twitter comprobé que el tuit había sido ‘retuiteado’ casi 100 veces, y tenía cerca de 500 ‘me gusta’. Decenas de personas felicitaban a Pablo por su dibujo. Pero mi sorpresa fue en aumento cuando el diario El Desmarque de Bizkaia (entre otros) publicó la ‘noticia’ de que un niño de 4 años había dibujado a Iñaki y se lo quería regalar. Además, muchas peñas athleticzales se pusieron en contacto conmigo para hacerle un regalo a mi pequeño pintor naíf, entre ellas, la de Sanlúcar de Barrameda.
Mi hijo, a su edad, no se entera muy bien de qué va el tema ese de Twitter, y menos aún de la repercusión mediática que ha tenido su dibujito de Iñaki Williams y él juntos en el césped de La Catedral. Sea como fuere, su sueño es darle ese regalo a su admirado futbolista, y quién sabe, lo mismo lo consigue algún día.
Cosas como estas nos reconcilian con ese deporte llamado fútbol profesional y, a pesar de todo el negocio que mueve también puede ser, a veces, una gran fábrica de ilusiones para los más pequeños y pequeñas de la casa. Bendita infancia. ¡Aúpa Athletic!