Me llegan rumores que apuntan a que los vecinos de una de las zonas residenciales más caras de Jerez se están planteando muy seriamente hacer un referéndum para decidir si quieren seguir siendo jerezanos o si se constituyen en municipio independiente. El caso es que al tener muchos de ellos altos ingresos y lujosas viviendas, en consecuencia pagan más impuestos que los jerezanos que viven en casas y barrios más modestos, que son además donde el Ayuntamiento —según se quejan— realiza mayores inversiones y reparte más ayudas sociales. Política redistributiva y solidaria se llama. Yo creo que esto último resulta al menos discutible, pero parece que ellos no lo ven así, y han llegado a la conclusión de que Jerez les roba y que, en cualquier caso, no les trae mucha cuenta pertenecer a una “ciudad de vagos” —lo dicen ellos, no yo— donde el paro es ya costumbre y seña de identidad, y en la que los barrios empobrecidos absorben una parte sustancial de sus impuestos que, de otra manera, se destinarían íntegros a mejorar aún más su lujosa zona residencial.
También fuentes oficiosas me informan de que algunas poblaciones del Campo de Gibraltar se están planteando muy seriamente realizar referéndum para decidir si quieren seguir perteneciendo a la empobrecida provincia de Cádiz, y por tanto a España, donde tan difícil resulta salir de la pobreza, o si prefieren integrarse en la próspera colonia gibraltareña y así formar parte de un gran paraíso fiscal en el sur de Europa, donde apenas se pagan impuestos y donde la piratería y demás negocios tan sucios como lucrativos están bendecidos por sus autoridades.
El hecho de que todos estos referéndum sean ilegales parece que no preocupa ni mucho ni poco a sus promotores visto lo que está pasando en Cataluña. Además están convencidos de que sus reivindicaciones en favor de la consulta —preferiblemente ”pactada y con garantías”— contarán sin duda alguna con la comprensión y el apoyo de partidos de extrema izquierda, tal y como dichos partidos —en concreto Unidos Podemos— se lo están prestando a la corrupta burguesía catalana en sus afanes por independizarse de España, cuya política fiscal redistributiva tachan de robo, al tiempo que ello les permitiría escapar de la sabuesa acción de la Justicia española para así poner a buen recaudo su sabroso tres por ciento. Así que no se extrañen —de ser los rumores ciertos— de que en las próximas elecciones el voto podemita crezca en las capas más altas de la burquesía jerezana, y también en las poblaciones del Campo de Gibraltar que aspiren a separarse de España para entrar a formar parte de la colonia británica.
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