Ha arrancado el año 2017 con dos sucesos muy esperanzadores para la ciudad de Jerez. Me refiero a las dos manifestaciones en las que miles de jerezanos recorrimos la ciudad sendos días del mes de enero. Una, el martes 17, en defensa del casco histórico, que se nos está cayendo a pedazos ante la incapacidad, cuando no la indiferencia y desidia, de las autoridades municipales actuales y pretéritas. Toda una tragedia para esta ciudad antigua, motivo de vergüenza y sonrojo para todos los jerezanos. La otra, el pasado domingo día 29, en defensa de la sanidad pública, que como suele decirse es la joya de nuestro sistema de protección social. Una joya a la que no solo no estamos dispuestos a renunciar bajo ningún concepto -como demostró la asistencia masiva de ciudadanos a la manifestación, verdaderamente histórica-, sino que vamos a exigir que siga mejorando día a día hasta alcanzar las más altas cotas de excelencia. Que con la salud no se juega lo tenemos clarísimo todos los ciudadanos, cualquiera que sea nuestra situación socioeconómica o filiación ideológica. Tomen nota, señores políticos.
Califico estos sucesos de esperanzadores porque me han dejado la grata sensación de que, después de muchos años de apatía, por fin los ciudadanos de Jerez hemos decidido ejercer de tales, salir del letargo secular en que andábamos sumidos y echarnos a la calle para tomar la iniciativa, marcándoles la dirección y el paso a nuestros dirigentes políticos. Fue muy gratificante compartir la calle con gente de todas las ideologías, ya que dichas manifestaciones no fueron de un bando contrta otro, como suelen ser en España, sino convocadas por ciudadanos anónimos en defensa de algo que nos atañe a todos. Por eso no había banderas, ni colores, ni partidos. Solo había gente. Mucha, muchísima gente en el caso de la manifestación del domingo. Toda una ciudad en marcha participando de la gran fiesta de la democracia. Gente de toda clase y condición para decirle a los dirigentes políticos que con la sanidad pública no se juega. Y para decirles también que no vamos a consentir que el casco histórico de Jerez se siga desmoronando.
Con estas dos manifestaciones, los ciudadanos de Jerez hemos puesto sobre la mesa dos temas muy concretos -vendrán otros más- con los que tendrán que comprometerse quienes a partir de ahora se presenten para ser elegidos como representantes de los ciudadanos. Ya no nos vamos a dejar enredar con programas más o menos vagos o abstractos, con promesas electorales que se hacen para no ser cumplidas, según se jactan luego con toda la desfachatez del mundo. A partir de ahora quienes pretendan nuestro voto van a tener que decir muy clarito qué piensan hacer con el casco histórico, cuáles son sus planes concretos para rehabilitarlo y repoblarlo. Y qué piensan hacer para preservar y mejorar el sistema sanitario público. Sin cuentos y con las cuentas claras y por delante. Vayan haciendo sus propuestas, señores políticos, porque ha llegado -tiene que haber llegado- la hora de los ciudadanos.
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