Yo tengo que reconocer que después de haber vivido el proceso de cáncer de mi hermana y su posterior fallecimiento, me he quedado herido y demasiado sensible, percibiendo matices en las noticias y las maneras de informar de los medios de comunicación sobre todo aquello que tiene que ver con el cáncer, especialmente, cuando muere alguien famoso; no ocurre con las noticias relacionadas con las investigaciones en torno al cáncer.
Pero cuando alguien famoso muere de cáncer, creo que no lo hacen bien los medios de comunicación. Ha vuelto a ocurrir con la muerte de Bimba Bosé —caso para estudiar también por cómo cierto sector de la sociedad española ha linchado en las redes sociales a la familia Bosé estando aún de cuerpo presente Bimba—. Los medios tienen que tener muy claro a quién va dirigido ese mensaje que ellos lanzan con la información del fallecimiento por cáncer. Posiblemente, lo hagan con buena intención hacia el público en general. Pero es que entre ese publico en general está también la población enferma de cáncer y sus familiares.
No se pueden ustedes ni imaginar el golpe psicológico tan duro que es ver en los telediarios, escuchar en la radio, internet, continúamente que Bimba Bosé ha muerto de cáncer. La misma enfermedad que tengo yo. La misma enfermedad que tiene mi familiar. Recuerdo que durante el proceso de enfermedad de mi hermana murieron las dos Rocíos: Rocío Jurado y Rocío Dúrcal. Ni que decir que mi hermana lo pasó fatal, porque sin poder salir de casa, de las pocas distracciones que tenía para su cabeza era la televisión.
Digo yo que no costaría mucho decir y explicar después de cada muerte por cáncer de alguien famoso que el cáncer hoy es una enfermedad que se cura. Que se cura con prevención y con Sanidad pública. Que si dan el número —uno— de una persona famosa que ha muerto de cáncer, que a continuación digan cuántas personas —no famosas— se han salvado este año y se han curado de cáncer gracias como digo, a una buena labor de prevención, seguimiento en hospitales y una sanidad públicas sin recortes.
Piénsenlo. No cuesta trabajo y no hundirán a las personas enfermas de cáncer en un pozo. Al revés, les alumbraréis con un toque de esperanza. Una esperanza que no es ficticia, que es cierta al cien por cien: que el cáncer en muchas ocasiones, se cura.