Tal fue la pregunta que planteé al ChatGTP, ya saben ustedes, esa flamante inteligencia artificial que parece saber mucho y explicarlo todo y que ya veremos a dónde nos lleva. Pero en esta ocasión metió la pata hasta el fondo. Dijo en su respuesta que don Luis Carrero Blanco era uno de los ilustres enterrados en el panteón:
"Aunque la mayoría de las personalidades enterradas en el panteón son marinos de gran importancia histórica —decía el algoritmo inteligente—, algunos de ellos, como el almirante Luis Carrero Blanco, fueron miembros destacados del régimen de Franco y participaron en la represión política durante la Guerra Civil y la dictadura".
Así que no hay que fiarse mucho de lo que te cuente esta cosa. Suele dar una de cal y otra de arena. Por ejemplo, Carrero Blanco no está enterrado en el panteón pero sí fue un miembro destacado de la dictadura, tan destacado que, poco antes de su asesinato por ETA, sucedió a Franco en la presidencia del Gobierno. El hecho es que los tres franquistas enterrados en el Panteón de Marinos Ilustres son los almirantes Juan Cervera Valderrama y los hermanos Francisco y Salvador Moreno Fernández. El carácter franquista de estos militares es un dato incuestionable y, recordemos, el franquismo es incompatible con los valores de democráticos que se supone son la base convivencial de nuestra sociedad… creo. Por ejemplo, la Real Academia de la Historia dice que don Juan Cervera residía en Puerto Real cuando Franco inició el Alzamiento…
"...al que se unió de inmediato con entusiasmo y un vigor impropio de sus muchos años. El 15 de octubre de 1936 fue llamado por el ya generalísimo Franco para desempeñar el cargo de jefe del Estado Mayor de la Armada. Desde ese puesto y sorteando numerosas y serias dificultades realizó una labor con resultados altamente positivos. Ascendido a almirante en 1939 —grado suprimido por la República, pero restablecido nuevamente por Franco—, pasó definitivamente a la reserva al término de la guerra".
Efectivamente, en julio de 1936 residía en Puerto Real y participó, apoyado por miembros de la Guardia Civil y fuerzas de Infantería de Marina al mando del capitán Conforto, en la toma de Puerto Real para los sublevados… y no hablaremos de la represión posterior. Por cierto, el capitán Conforto aún tiene su calle rotulada en San Fernando.
Don Juan falleció en Puerto Real el 17 de noviembre de 1952 a los 82 años. Don Francisco Franco, Caudillo de todos los españoles, quisieran o no, le concedió en 1961 con carácter póstumo el título de marqués de Casa Cervera. Sus restos fueron trasladados al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando el 30 de abril de 1962. Por cierto, título nobiliario suprimido en octubre de 2022 por aplicación del artículo 41 de la Ley de Memoria Democrática.
De los hermanos Moreno Fernández, don Francisco y don Salvador —por cierto, a día de hoy ambos tienen sus calles dedicadas en San Fernando—, hablan ampliamente los hijos del primero (sobrinos del segundo, por tanto) que publicaron una extensa obra titulada La guerra silenciosa y silenciada, basada en parte en las memorias de don Francisco Moreno. Dicen que ambos hermanos —puesto que eran personas de orden— optaron decididamente por, primero conspirar, y luego por sumarse sin ambages a la rebelión militar contra la II República:
"Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, se acabaron para las personas de orden todas las esperanzas de recuperación del país. Al poco tiempo, como la situación continuaba empeorando, se iniciaron los preparativos del Alzamiento y el entonces capitán de navío D. Francisco Moreno, tras profundas reflexiones, tomó la decisión de sumarse a aquél e inició contactos con varios jefes del Ejército y la Armada para llegar a acuerdos sobre el modo más eficaz de acabar con el sistema imperante que estaba llevando a España a la anarquía o al comunismo".
Parece claro que, en el criterio de don Francisco, el país era propiedad de las personas de orden con independencia del resultado de las urnas. El 18 de julio de 1936, don Francisco Moreno tomó el mando del Arsenal del Ferrol para los sublevados contra la República. Los militares golpistas de la Junta de Defensa, constituida en Burgos, le nombraron vocal de la misma y Jefe de la Flota sublevada. Fue comandante de los cruceros Canarias y Cervera y en octubre de 1937 fue nombrado Almirante Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire del bloqueo del Mediterráneo. Por sus servicios prestados a esa Patria formada por las llamadas personas de orden, Franco le concedió a título póstumo el marquesado de Alborán (suprimido igualmente por aplicación de la Ley de Memoria Democrática).
Respecto a don Salvador Moreno, relatan sus sobrinos que tuvo una destacada intervención en la toma del crucero Cervera, atracado el 18 de julio en el Arsenal de Ferrol, cuya dotación mantenía la legalidad republicana frente al acoso de los rebeldes. Prácticamente él sólo, con determinación y osadía, se hizo con el mando del buque:
"Al iniciarse el Alzamiento se encontraba en Ferrol en situación de disponible. Tras su destacada actuación en la ocupación del Cervera mandó este crucero, hasta enero de 1937 que pasó a mandar el Canarias hasta junio de ese año en que fue destinado como 2.° Jefe del Estado Mayor de la Armada [don Juan Cervera, ilustre compañero de Panteón, fue su superior inmediato] donde acabó la contienda. Fue ministro de Marina desde 1939 a 1946 y desde 1951 a 1957. Mandó la Escuadra y fue Capitán General del Departamento Marítimo de Ferrol. Falleció en Madrid en 1966 y sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando".
A todo esto, el 8 de febrero de 1937 las tropas franquistas e italianas entran Málaga. Las amenazas lanzadas por Queipo de Llano contra los que se resisten surten efecto y una columna de civiles, aterrorizados por la represión anunciada, y compuesta por más de 100.000 personas huye despavorida hacia Almería por la única vía expedita. Durante varios días de febrero esa carretera llena de mujeres, niños y ancianos es bombardeada sin piedad y sin oposición por el ejercito rebelde al mando de Queipo, por la artillería italiana, por la aviación española y alemana, y desde el mar por la escuadra franquista (Canarias, Baleares y Cervera). Fue el éxodo de terror más cruel, despiadado y cobarde de la Guerra Civil. Fue La Desbandá.
Mandar el Canarias entre enero y junio de 1937 implica que don Salvador Moreno ejecutó la última orden para bombardear la columna de civiles en la carretera Málaga-Almería. En esos momentos el Jefe del Estado Mayor de la Armada era don Juan Cervera Valderrama y el Jefe de la Flota sublevada era don Francisco Moreno Fernández… nuestros tres ínclitos franquistas enterrados con honores en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando. Tres militares que organizaron y/o participaron decididamente en la sublevación contra la legalidad constitucional de 1936 y que actuaron directamente en la guerra que provocó. En consecuencia, cometieron un evidente delito de rebelión contra la legalidad. Además de eso, formaron parte de de un plan general abiertamente criminal y, como tales, son responsables en función de la punibilidad del plan. Así lo explicada el juez Garzón en las Diligencias Previas. Procedimiento abreviado 399 /2006 v, de 16 de octubre de 2008, citando lo dicho en el proceso de Nüremberg:
"Líderes, organizadores, instigadores y cómplices que participen en la formulación o ejecución de un plan general o conspiración, para cometer cualquiera de los crímenes antes citados [asesinato, exterminación, esclavitud, deportación y otros actos inhumanos cometidos contra la población civil antes o durante la guerra o persecuciones por razones políticas, raciales o religiosas...], son responsables de todos los actos realizados por cualquier persona que ejecute dicho plan…".
En consecuencia, las carreras profesionales de estos militares parten de un comportamiento desleal e ilícito, es decir, parten de la máxima vergüenza que puede perpetrar un militar: quebrantar su promesa o juramento de acatar las leyes, en este caso promesa de fidelidad a la República para defenderla y servirla bien: "Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas".
Todos prometieron defender la República, no a una esotérica Patria diseñada ad hoc para justificar cualquier acto de rebeldía. Posiblemente no hay mayor deshonor para un militar que levantar sus armas contra sus propios compañeros y contra los ciudadanos que le otorgaron su confianza.
La inteligencia artificial que opera en el ChatGTP también dice cosas coherentes y bien hilvanadas. Por ejemplo, dice que "aunque la Ley de Memoria Democrática no menciona específicamente el Panteón de Marinos Ilustres, sí establece la obligación de retirar cualquier símbolo o monumento que exalte la dictadura o atente contra la dignidad de las víctimas del régimen franquista...".
Como sabemos, esta ley establece un marco legal para solucionar la presencia de militares franquistas entre la pléyade de marinos españoles realmente ilustres y merecedores de la mayor de las honras. Ya se han exhumado de lugares públicos a Franco, Queipo de Llano, José Antonio y otros. Ahora queda por ver si nuestros representantes políticos —que también son nuestros garantes de la legalidad— tienen la suficiente valentía y determinación como para aplicar la ley a los marinos franquistas enterrados en el Panteón, sobre todo en estos tiempos de regresión democrática y alza de valores filofascistas. No quisiera estar en su pellejo...