[De cómo la 'UltraEspaña' le ganó a la 'EspañaProgre' las Elecciones, pero no arrambló con el Gobierno y ahora Puigdemont decidirá primero quién gobernará España o si hay nuevos comicios y de cómo Andalucía patética, persiste alienada e inerte]
1. La 'EspañaProgre' [PSOE+PCE/Sumar] fue derrotada el 23J por la 'UltraEspaña' [PP+Vox+el fantasma de Cs] a nivel estatal. Fueron sólo 152 progres frente a 170 o 171 diputados ultras. 44,01% frente a un 45,44%. Una diferencia de unos 300.000 votos y unos resultados que evidenciaban que la autoproclamada “izquierda” española y españolista era minoritaria en el Reino de España frente a la ultraderecha española y españolista e incapaz de obtener una mayoría de gobierno por sí sola.
La 'UltraEspaña' conseguía victorias y mayorías en diputados frente a la 'EspañaProgre', por ejemplo, en naciones como Galicia y en entes territoriales como Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Extremadura, Murcia, País Valenciano o la Provincia de Madrid y empataba en Canarias y Baleares.
2. En Andalucía [el país clave que elige más diputados, pero que de nada le sirve porque persiste en negarse a sí mismo y al diluirse en la españolidad, desaparece] la 'UltraEspaña' (51,77%) amplió su victoria de 2019 sobre la 'EspañaProgre' (41,43%) y revalidó –incluso- que los descerebrados de Vox se colocaran nuevamente por encima de la última encarnación del espacio PCE. En 2019, la Ultra tenían juntos 30 diputados y hoy suben a 34, en tanto el bloque Progre liderado por el PSOE se reduce de 31 a 27. El españolismo arrolla; cristaliza en la juventud y se consolida. Los cerriles de Vox permanecen como reserva consistente mientras el PP se reafirma y el PSOE persiste en tanto el PCE-Sumar sigue ejerciendo su histórica función de tapón, semillero de alineación y cobertura legitimadora españolista. Andalucía carece de toda representación política nacional porque no tiene fuerza nacionalista organizada.
3. La 'EspañaProgre' –españolista del 155 y del patriotismo español en la boca- se puede plantear gobernar España porque cuenta con obtener el apoyo de todas las fuerzas nacionalistas no españolas –catalanas, vascas y gallegas- con representación en el Congreso con las que compensar su propio fracaso social y político frente a la 'UltraEspaña'.
A saber, son 7 diputados de ERC y 7 de Junts; 6 de EH Bildu y 5 del PNV y 1 del BNG a los que forzosamente han de incluir en la mayoría de investidura presidencial de Sánchez a cambio de un surtido de compensaciones ad hoc en presupuestos e infraestructuras y algunas promesas vacuas pero sobre todo de asumir la “estrategia del mal menor”, que implica esencialmente exaltar –indefinida y recurrentemente- al Gobierno español a la 'EspañaProgre' que lo utiliza para consolidar a España como Estado españolista y se justifica con que eso es condición para que así no ocupe el Ejecutivo una 'UltraEspaña' que amenaza por su flanco indiscreto y desabrido con persecuciones lingüísticas descarnadas e ilegalizaciones políticas.
La 'EspañaProgre' argumenta con la idea de la conveniencia de no darle demasiado pronto una segunda oportunidad a la 'UltraEspaña' y fijar en la memoria el 23J como (falsa) victoria propia, optando en conjunto por propinarle una patada al tiempo para retrasar en lo posible una nueva prueba que pueda poner en riesgo definitivo su consistencia (y en especial, la particularmente precaria salud del satélite orbital Sumar, necesaria segunda marca del PSOE). Ejerciendo de augures cuentan con que el devenir les aportará -por aun ignotas razones y caminos- una disminución de la furia ultraespañolista y a la vez una consolidación de su españolismo de cara amable.
4. Las situaciones y circunstancias en Cataluña, Euskadi y Galicia son diversas (como bien distintas y aún más son también en Andalucía y Canarias; sea dicho por citar completas en su heterogénea realidad a las cinco naciones postulantes que soportan el dominio del Estado españolista y de España).
A. En Euskadi, EH Bildu ha conseguido pinchar el “bluf Podemos” y recuperar para Euskadi en muy buena parte a quienes se desnortaron con espejismos demagogos españoles. Y ante todo sigue poniendo y acumulando tiempo entre su pasado bifronte (y sus derrotas) y el futuro, mientras el PNV se ve crecientemente incómodo y condicionado en su actuación y discurso por la consolidación social de la izquierda abertzale en su nueva envoltura política. En tanto este proceso molecular avanza, el desafío soberanista vasco en términos efectivos y no declarativos es cosa que hoy está aún cociéndose por debajo de la línea del horizonte en ese prospero país. Y todo ello en conjunto explica la solidez consensual del paraguas antifascista –concretado en el rechazo a la 'UltraEspaña'- bajo el que se desenvuelven y pelean unos y otros.
B. En Cataluña todo está condicionado por la derrota del proceso declarativamente soberanista de 2017, las formas en que esa derrota se gestó y ejecutó, los comportamientos de los protagonistas y las diferentes formas en que se han diseñado y formulado las características de la etapa posterior.
- ERC ha apostado a la colaboración (o al colaboracionismo) con la 'EspañaProgre' (que sabe perfectamente que siempre estará contra la Soberanía Nacional e Independencia de Cataluña) a cambio de la oportunidad de gestionar, el perdón español a sus líderes y pequeños compromisos retóricos.
Su estrategia (que en algún momento respondió a un titular algo parecido a “Ampliar la Base”) se puede resumir en la espera -gobernando entretanto lo máximo que se pueda- hasta que la evolución demográfica (por la vía de la inevitable desaparición vital de los inmigrantes de los años 60 y de buena parte de su primera descendencia) altere en sentido significativamente favorable para el independentismo los equilibrios sociológicos catalanes y les regale la independencia, lo que significa en otros términos, aplazar de hecho la cuestión de la independencia hasta una próxima generación o el próximo siglo. Esta apuesta por la “sociología objetivista” es tan arriesgada como poco solidos sus presuntos cimientos argumentales.
Y es que por mucho autonomismo oportunista practico combinado con soberanismo formal y verborreico que quiera practicar y usufructuar ERC, nada asegura de antemano que el tiempo haya de jugar inapelablemente en su favor. Ni su oportunismo e incoherencia notorias ante cuestiones básicas de laicismo e integración nacional -como evidencia su capitulación ante el islamismo político en Cataluña- le blindan frente –por ejemplo- una degradación social interna “a la francesa” –con nuevos conflictos polarizantes surgidos de una segunda inmigración ni integrada ni asimilada- y sus efectos o a una regresión nacional “a la valenciana”, donde un españolismo progresivamente hegemónico -política y socialmente- consiguiera reducir la catalanidad a meros elementos folclóricos secundarios o a una mezcla conflictiva de ambos. Entretanto y de momento y en el tiempo transcurrido, es significativamente el PSOE catalán –nutrido de exvotantes de Cs que retornan tranquilizados a la casa madre- y no ERC quien más se beneficia electoral y políticamente de la relación PSOE-ERC y aún hace gala y ostentación de sus méritos en la gestación de la impotencia catalana.
- La CUP se ha desfondado por su parte por no tener estrategia política nacional que se percibiera y encima asumir el discurso esotérico y marginal de una parte de la izquierda europea en cuestiones claves como inmigración, identidad nacional y feminismo que –inasequible al desaliento- lleva décadas trabajando por aislarse en un gueto y facilitar la expansión de la extrema derecha.
- Y Junts per Catalunya está atenazado por el cruce de interrogantes y contradicciones que conlleva y arrastra por su mismo origen, génesis y trayectoria.
Por mucho que se separe del pasado y el cordón umbilical se declare roto, el fantasma de CiU (y todo lo que eso conlleva) aún le persigue por mucho que hay ido purgando sus adherentes. Sus criticas –fundadas- a ERC no pueden hacer olvidar ni la frustrante “independencia de cinco segundos” que encarnó su referente Puigdemont ni el papanatismo europeísta que ha cultivado. Gesto y retorica nacional radical fusionada con prácticas timoratas. Tampoco parece que su estrategia nacional este mucho más elaborada en positivo que sus rivales ERC o CUP, más allá de intentar recoger de forma prioritaria la rabia catalana que genera la impertinente y hoy satisfecha dominación española.
5. El PSOE y su satélite Sumar [PCE] ya han explicitado que en sustancia reclaman el apoyo de las fuerzas nacionalistas a cambio de “nada” [o dicho de otra manera, de nada que vaya más allá en lo políticamente sustantivo de lo que fue costumbre en tiempos de Pujol y de los pactos fenicios con el PNV; “nada”, en relación a lo estratégico o estructural que define y describe a España; “nada” que trascienda el mejor trato presupuestario o inversor].
La relación propuesta se plantea bajo la ideología-pantalla del “chantaje del mal menor” que adelanta que quien no le sirva de asistente a la EspañaProgre (y al PSOE en particular) será acusado de “cómplice del fascismo”. La fórmula es “negociarlo todo; pero todo dentro de la Constitución” (expresión que también, por cierto, vale por extensión para venir a decir todo sí, pero sin cuestionar ni a la Zona Euro, ni a la Unión Europea ni a la OTAN).
EH Bildu y el BNG, hechas sus tareas y bien afirmados en sus respectivas naciones y por razones diversas ya han declarado públicamente su disposición a aceptar ese chantaje de la 'EspañaProgre' y hacer como que no se dan cuenta de su existencia mientras suman sus votos nacionales a los españoles del PSOE y Sumar-PCE. Quieren ganar tiempo y consideran más favorable para sus proyectos administrar y dilatar su enfrentamiento con los españolistas de izquierda, que ya habrá tiempo…
El PNV ronronea sin perder de vista un minuto a EH Bildu, consciente que lo tiene a su costado carcomiéndole y acosando a su mayoría en Euskadi. Por eso el PNV ha descartado de antemano cualquier ambigüedad en su expreso rechazo hoy a la UltraEspaña bitonal de PP+Vox y a todo lo que se pueda entender como sostén directo o indirecto a la Ultra mientras hacen ver que piensan cobrarle a Sánchez todo lo que esté en su mano. En Euskadi tienen elecciones nacionales pronto.
6. Las dos cuestiones que Junts per Catalunya ha planteado públicamente como condiciones políticas iniciales para negociar con el PSOE+Sumar/PCE hablan por sí mismas de quienes son unos y otros y de en qué Estado, Régimen y escenario político vivimos todos y se desarrolla esta relación.
A saber:
a. Reclama la Amnistía a los más de 3.000 catalanes que están incursos en procedimientos penales punitivos como represalia española a su participación en el Referéndum y las Jornadas soberanistas catalanas de 2017.
[Si tuvieran un mínimo de ética de izquierdas, coherencia democrática, conciencia cívica y solidaridad anti represiva, PSOE y Sumar tendrían esta cuestión por asumida y propia, sin necesidad de que se la reclamase nadie.]
b. Demanda el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de Cataluña y la regulación de las condiciones para su ejercicio; sin trampas ni eufemismos.
[Si el PSOE y Sumar-PCE fueran “españolistas/unionistas democráticos” (en caso de que esta insólita especie existiera o pudiera existir) también la asumirían como propuesta propia sin necesidad de que se la solicitaran y desde ella y a partir de ella -y no de la imposición por la fuerza- sería como pretenderían conseguir la perpetuación de la “unidad de España”]
La realidad es que ni PSOE ni PCE-Sumar se van a enfrentar al Estado españolista ni van a desautorizar o limitar al aparato judicial-policial, ni a los servicios de inteligencia, al Ejército o a la Monarquía borbónica y a sus reglas de impunidad desigual.
Como el PSOE es agarradero y puntal esencial del Estado españolista y uno de los vertebradores y expresiones claves del españolismo y como el PCE y sus culturas derivadas, llevan también el españolismo en su adn, no cabe esperar acuerdos positivos y resolutivos en ambos puntos.
7. Así que en clave democrática y de nacionalismo consecuente, Junts tendría toda la legitimidad democrática para confrontar a la 'EspañaProgre' a su fracaso electoral y obligarle a aceptar sus responsabilidades políticas en su incapacidad para superar a la 'UltraEspaña', no dándole a Sanchez y al PSOE/Sumar su apoyo en sus aspiraciones de investidura; de tal manera que se pudieran ver los costes que tiene para España no aceptar los derechos democráticos de Cataluña y fuera necesaria por consiguiente una nueva convocatoria electoral.
Que lo haga o no o que lo haga hasta el final o de una forma u otra dependerá de Junts y de cómo vea cual es la lectura y recepción de estos hechos por el conjunto del pueblo catalán y en particular por el independentismo social (que incluye el que sigue a Junts, a ERC, a la CUP y el que es crítico con todos los anteriores en una u otra medida y por unas causas u otras).
Junts también puede reconocer que no está en situación de capitalizar un adelanto electoral y que por eso le concede una prorroga a la EspañaProgre.
Será en un caso u otro un voto catalán por razones catalanas y con incuestionable legitimidad catalana. Y será más determinante que todos esos inútiles “votos útiles” vergonzantes que sólo sirven para mantener inalterable al Régimen.
La claridad y transparencia en el discurso serán claves para resolver la feroz disputa que se producirá –que ya se está produciendo- entre la demagogia tramposa y casposa de la EspañaProgre y sus reclamados concurrentes catalanes, vascos o gallegos para sustentar y justificar sus estrategias.
Y sin olvidar que la precariedad aritmética y política de la mayoría de investidura que puede mantener en el Gobierno español al PSOE de Sánchez con su escudero Sumar -tras el previo fracaso del intento del PP de Feijó- adelanta una legislatura accidentada y previsiblemente corta, en la que no hay que descartar acuerdos bipartitos PSOE-PP y una planificación desde su mismo comienzo del camino y justificación a un adelanto electoral a no demasiado tiempo vista cuando el PSOE considere que es el mejor momento para dar el cerrojazo.
8. ¿Y Andalucía? Andalucía, políticamente, no existe como fuerza y escenario nacional aquí en la Patria y consecuentemente no existe ni actúa a nivel estatal.
El desprecio, la ignorancia, la discriminación o el maltrato de Andalucía son consecuencias lógicas -política y socialmente merecidas- de la negación de Andalucía por unos andaluces que en su inmensa mayoría no actúan ni ven ni sienten como andaluces sino como sudespañoles.
El tránsito desde la españolidad y su rechazo activo para hacer emerger y ampliar la conciencia nacional andaluza exige disponer de un proyecto nacional andaluz.
Andalucía ha carecido, carecía y sigue careciendo de una fuerza política nacional que la vertebre y configure y que merezca la denominación de nacional. Porque ha habido regionalismos y cosmopolitismos varios –con una u otra careta o camuflaje- pero nunca una fuerza política nacionalista coherente que trabajara y permitiera afirmarse a Andalucía frente a España como sujeto nacional.
Y es que ello exige la claridad en la percepción de que construir Andalucía –se quiera o no- va unido indisolublemente a combatir claramente a España como dominador de forma intransigente y sostenida y a la conciencia de que la construcción de Andalucía como Nación va unido a la lucha política nacional de Andalucía por su Soberanía Nacional (y lo que su corolario lógico, su consecuente Independencia).
[Pero de esto específicamente, volveremos a escribir en el futuro inmediato a partir del tan tristísimo como aleccionador escenario nacional que nos ha dejado el 23J]