Si no lo saben son unos ignorantes, pero si lo saben y persisten en el empeño, son unos nostálgicos del franquismo. En lenguaje vulgar: unos fachas.
A Bruno y su alegre muchachada se les ha caído la careta, por más que se escondan tras los faldones amarillos del Cádiz CF. Han pisado baldosas sueltas proponiendo que el Estadio vuelva a llamarse Carranza.
A su doble condición de iletrados y fachosos, les recuerdo -otra vez- quién fue Ramón de Carranza, el más significado representante del golpismo fascista en Cádiz.
Alcalde de la ciudad por dos veces. En ninguna fue elegido por sufragio popular. La primera etapa (1927-1931), en la Dictadura de Primo de Rivera. Llegada la II República perdió la alcaldía en elecciones libres. El enorme endeudamiento municipal y la corrupción durante su mandato provocaron una investigación reflejada en el 'Informe Barahona', donde no quedaban en buen lugar ni su gestión ni su honradez.
Su reaccionarismo de viejo cuño conspiró contra la República desde sus inicios, con un único objetivo: derribar el régimen legítimo republicano, disolver las Cortes e ilegalizar partidos y sindicatos. Durante la campaña de las elecciones de 1931, manifestaba públicamente: "Las hojas y manifiestos de los republicanos rompedlos en el acto y retorced el pescuezo a las personas que los reparten".
Días después del golpe fascista, tomó una avioneta en Sevilla y aterrizó en la playa gaditana con el doble nombramiento de alcalde y gobernador civil. Era su segunda etapa como alcalde (1936-1937), especialmente siniestra, la más dura y sangrienta de la represión. En torno a 500 personas fueron asesinadas, y muchas más encarceladas y dadas por desaparecidas en la ciudad.
Carranza fue responsable de la depuración del funcionariado municipal. Más de un centenar fueron expulsados, encarcelados y muchos de ellos fusilados.
Carranza también fue responsable de la purga de los maestros de las escuelas públicas de Cádiz. Firmó de su puño y letra informes de cada uno de ellos que, de ser desfavorables a las tesis fascistas, suponían la expulsión del Cuerpo, la cárcel… o el paredón.
Carranza fue el creador de la 'Milicia Cívica Gaditana', una panda de matones dedicada a la represión de los 'focos republicanos' que aún quedaran en la ciudad.
Pues nada, ahí están con Carranza a cuestas, intentando saltarse la Ley de Memoria Democrática. Están crecidos. Pero ¿qué sería de ellos sin sus jueces falderos, sus periodistas comprados y sus blogueros resentidos?