El fin de los días

Con Trump, las excusas para provocar una guerra (las guerras no se declaran, sino que se provocan) serán cada vez mas banales. Y sus payasadas darán aún más miedo

Biólogo y profesor.

Donald Trump, en una imagen de sus redes sociales.

Ya no pertenezco a este mundo, a aquel mundo más o menos lógico en el que las cosas ocurrían y tenían causas y consecuencias. No era tampoco demasiado bonito, pero te desenvolvías razonablemente bien. Pasé de los arrebatos juveniles por intentar cambiarlo -ay, loca juventud- a por lo menos entenderlo.

Hoy, ahora mismo, estoy viendo cómo uno de los mayores sociópatas, con una deriva autoritaria desconocida hasta la fecha, ha embaucado al pueblo americano en una travesía que no sabemos dónde puede acabar.

Es Trump. Un niño malcriado, un joven caprichoso y estúpido, y ahora un viejo morcillón que quiere escribir la Historia de su país.

Claro, su país tampoco me merece ni un solo gramo de crédito si vota masivamente a este sujeto de mensajes unineuronales. Si ello afectara solo a los estúpidos que le votaron, que le vayan dando a los estúpidos. Si afectara tan solo a su país, pues qué se le va a hacer. ¡Pero desgraciadamente nos afecta a todos! A mí, a ti, a una madre palestina, a un campesino namibio y a un camionero portugués.

Creo que es oportuno traer aquí el cuentecillo de la granja: “El cerdo se acercó a la gallina y le comentó lo del desayuno continental, el de huevos con bacon. ¿No te sientes insegura? A lo que la gallina dijo que no mucho. El cerdo miró fijamente a la gallina y se dio la vuelta murmurando: “Es que tú solo estás comprometida, mientras que yo estoy involucrado”.

Aquí todos estamos involucrados, escuchando bobadas y recordando cosas que hielan la sangre en las venas: “España es un país enfermo y eso tenemos que aprovecharlo”, decía Trump en 2012. Con este tío como presidente USA estaremos en manos de las multinacionales. ¿Y no lo estamos ya? Sí, pero todavía más.

Con Trump, las excusas para provocar una guerra (las guerras no se declaran, sino que se provocan) serán cada vez mas banales. Y sus payasadas darán aún más miedo.

Con Trump, el concurso de Miss Universo será más importante que la lucha contra el cambio climático. Con Trump, las invasiones militares, los muros y las deportaciones serán asuntos usuales. Con Trump, lo de ahora -sí, lo de ahora- será recordado como el paraíso de la democracia.

Pero claro, si aquí la mitad del país le vota a algo tan bochornoso como el PP, ¿por qué esos americanos pelones, ignorantes y estúpidos no van a votar a Trump?

A lo mejor es por lo mismo.

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