La alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, se ha encontrado con mil impedimentos para tramitar la readmisión de los despedidos por el ERE perpetrado por el PP en la pasada legislatura. Es lo que ocurre cuando se promete el oro y el moro para llegar al poder y luego te encuentras con que los mundos de Yupi no casan bien con el caos del Ayuntamiento de Jerez.
Mientras tanto otra especialista en ERE, Susana Díaz, le enviaba esta semana un expediente de regulación a Pedro Sánchez, que se aferró con todas sus fuerzas a Ferraz —valga la redundancia— cual Hitler en su búnker aguardando el hundimiento. Al final al ya exsecretario general de los socialistas no le quedó más remedio que hacer como el líder nazi y descerrajarse un tiro en la sien mientras las tropas aliadas y soviéticos le hacían la pinza.
Visto así, la cosa sigue ERE que ERE desde Jerez a Madrid, pasando por Despeñaperros. Vamos, como siempre. Mientras tanto el gallego, a verlas venir, fumando su puro espera, como aquel tango que hiciera famoso Sara Montiel. Una cortina de humo perfecta para tapar una corrupción de la que cada vez se habla menos. Igual que ocurre con las dos grandes promesas que se van quedando por el camino: los que no pudieron y los que no atraen a los ciudadanos.