A Susana Díaz parece que no le está funcionando la estrategia en esta campaña de primarias del PSOE-A, pues los errores que está cometiendo son impropios de alguien con su trayectoria y experiencia. Para empezar comenzó a recorrer los pueblos y ciudades de las ocho provincias andaluzas cuando aún no se había hecho oficial el adelanto de las primarias. Muy a pesar de haberse opuesto a dicho adelanto al considerarlo innecesario y ser de la opinión de que deberían celebrarse tras el congreso federal del partido, tal y como estaba estipulado. Sin embargo volvería a contradecirse al anticiparse a Ferraz dando una rueda de prensa en la que anunciaría dicho adelanto para según dijo, acabar con unos rumores que más bien eran un clamor general de las bases en toda la región.
Será así como arranque un proceso en el que se autoproclamará la candidata de las bases. Si bien el adelanto y la precampaña desarrollados con anterioridad hacían imposible disimular que en realidad era la candidata del aparato en Andalucía, al ser la actual secretaria y utilizar todos los instrumentos, información y poder que su posición le otorgaba. Mientras en paralelo aprovechaba cualquier oportunidad para atacar y tratar de desgastar al presidente del gobierno a través de polémicas declaraciones acerca de la actualidad política de personajes tan relevantes para la historia del Partido Socialista como Felipe González, Alfonso Guerra, Almunia, Bono o Barrionuevo. En un acto de deslealtad, sin precedente conocido, en la historia política de España.
Pero como aquello tampoco le daba el resultado esperado, volvería a la carga denunciando las fuertes presiones que las agrupaciones locales de las poblaciones más pequeñas de la región estaban recibiendo. Sin concretar ni personalizar tan grave acusación en ninguno de los dos compañeros de partido que presentaron los correspondientes avales para disputarle la candidatura a las próximas elecciones a la Junta de Andalucía. Y poco después volver a la carga declarando ante los medios estar sufriendo una persecución “machista” para desbancarla de la secretaría de los socialistas andaluces por el simple hecho de ser mujer. Habiendo sido la primera secretaria general de los socialistas andaluces y la primera presidenta de la Junta de Andalucía. Algo que le han reprochado y afeado, en redes sociales, históricas socialistas, escritoras, periodistas y feministas, en los últimos días.
Sin embargo, durante todo este tiempo, nada le hemos oído acerca de aquellas declaraciones realizadas el 15 de Mayo de 2017 en las que textualmente dijo “los secretarios generales del PSOE cuando no remontan electoralmente la situación asumen su responsabilidad en primera persona. Lo hizo Felipe, lo hizo Almunia, lo hizo Zapatero, lo hizo Rubalcaba y yo lo haré. Ese compromiso lo tengo. Si conmigo no mejoran los resultados electorales y no hay remontada yo me iré sin hacer ruido y sin fracturar al PSOE.
Y aunque han sido muchas las ofertas y posibilidades que se le han brindado para que el relevo de la secretaría general de los socialistas andaluces se hiciese sin las estridencias que ella está provocando. Todo lo ha rechazado. Desde la presidencia del Senado, a un Ministerio, pasando por el salto a Bruselas como eurodiputada. Quizás por eso, con los resultados de algunos sondeos internos en su poder sea consciente de los graves errores de cálculo cometidos. El problema ahora no es lo que Susana Díaz quiera hacer con su carrera política, sino la de los compañeros y compañeras que va a arrastrar con ella como consecuencia de sus decisiones.