Desde hace unos meses recibo un WhatsApp del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona sobre trastornos de la conducta alimentaria. En ellos he leído cosas que me han parecido muy interesantes como este testimonio de Marta Tena Briceño, que es una persona con experiencia en anorexia nerviosa. Es fundadora y presidenta de Cómete tus miedos. Y tuve la suerte de tenerla en nuestro Salud A Todo Twitch, cerrando el programa.
Empezamos en el programa con Sara Bujalance, presidenta la Asociación Catalana de Anorexia; Patrícia Cervera, Presidenta de TCA Andalucía; Pilar Antel, Vicepresidenta de Adaner Granada, y Mari Carmen Galindo, presidenta de la Federación Nacional de Asociaciones de Anorexia y Bulimia. Uno de los temas que salió es que a raíz de la pandemia, se experimentó un incremento muy importante de casos que se elevaron al triple en los peores momentos de la crisis sanitaria y que ahora aún se atiende al doble de pacientes que padecían estas patologías antes de la misma. Todo el mundo coincidió en que es muy importante identificar las señales de alerta y realizar una intervención lo más precoz posible.
Además se dijo que hacen falta muchos más recursos. Opinaron que cuando la TCA aparece en una casa, da muchísimo miedo y no se quiere afrontarlo a veces, aunque es evidente que no aparece de un día para otro y que tienen que haber muchos factores que no funcionaban bien.
Les siguieron los psiquiatras infantiles Marta Carulla y Luis Beato, junto al psiquiatra José Guerrero y el médico de familia y coordinador del grupo de salud mental Semfyc Víctor Expósito Duque. La causa para ellos es multifactorial. A veces, la comida es solamente la punta del iceberg, añadiendo que en chicos está más invisibilizado. En esta línea, dijeron que lo que más se ve es la anorexia, pero los cuadros más frecuentes son el trastorno por atracón y la bulimia, en una base de perfeccionismo y exigencia.
Las psicólogas Natalia López, Ángela Taladriz e Isabel Cantero indicaron que uno de los casos más difíciles es cuando los pacientes han hecho del trastorno su identidad, lo que llega a generar "un vacío" en su vida. Y añadieron que es necesario entender que los trastornos de alimentación requieren mucho tiempo. Una de las cosas que se explica es que no es algo que se solucionará pronto, que necesita su tiempo.
Y terminaron el programa Jordi Mitjà, enfermero del Hospital Sant Joan de Deu, que habló de la iniciativa de utilizar las redes sociales de forma terapéutica, en especial TikTok y Marta Tena, quien también planteó la necesidad de un aprendizaje sobre el uso de las redes sociales, porque afirmó que si un adolescente centra su vida en consumir contenido en redes sociales, no está valorando realmente su vida.
Aquí el testimonio de Marta:
Desde que era muy pequeñita sentía que no encajaba. Mis gustos no cumplían con lo establecido, lo que se esperaba de mí. Me sentía fuera de lugar.
El verano que tocó ir a la universidad estaba nerviosa, desconcertada. ¿Cómo iban los demás a querer ser mis amigos? Me entraron dudas, miedos, no confiaba en mí. Empecé a pensar que, si adelgazaba, si tenía un cuerpo aceptado por la sociedad, entonces si encajaría.
¡Qué equivocada estaba! Adelgace, sí. Acabé teniendo un peso estándar, pero no lo veía suficiente. Dejé de tener el control de mi vida. La comida era lo único que podía controlar y me ceñí a eso. Conforme bajas de peso, caes en un pozo más y más hondo. Vacío, lágrimas, obsesión, inseguridad, soledad, frío…
Llegó un momento que dejé de adelgazar. Esa impotencia hizo que comiese muy poco y pasase mucha hambre. Así llegaron los atracones y los vómitos. Cuando lo haces te sientes peor, has fallado, te estás dañando a ti misma.
Decidí pedir ayuda y comencé a ir al psicólogo. Esa hora de la semana era mi salvación, me sentía libre, comprendida, escuchada.
No me tenía en pie, me mareaba, no tenía energía para levantarme del sofá. Mi estómago se había hecho tan pequeño que con un vaso de gazpacho ya quería reventar. Sentía frío, frío en verano. Mi cuerpo empezó a cambiar, los órganos empezaron a fallarme, el pelo se caía, ojeras, palidez… Y muchas, muchas cosas más.
A nivel psicológico deje de sentir. Ni alegría, ni tristeza, ni emoción; no sentía nada. Estaba incómoda, insegura, frustrada, culpable por hacer sufrir a los que me quieren.
Necesitaba compensar, excusas para todo, y miedo, sobre todo mucho miedo a todo.
Llegó el momento de cambiar, de dar la vuelta. Comencé a ir al psiquiatra. Al principio sentía que no me entendía, que era una desconocida, no sabía nada de mí. Piensas que esa persona no tiene ni idea. Rechazas esa ayuda.
Llega un momento que te das cuenta de que no puedes tú sola y empiezas a ceder. Ahora quieres recuperarte, volver a ser tú. Sin embargo, no puedes. La enfermedad está tan dentro de ti que resulta imposible, así que toca luchar contra ti misma.
Toca enfrentarte a tus miedos, esos miedos que has ido cultivando durante mucho tiempo y ahora te toca vencerlos, comértelos, te toca dar el paso y ser una valiente.
Poco a poco vas introduciendo alimentos, vas experimentando sabores como si fuese la primera vez. Es una segunda oportunidad de volver a experimentar todo, pero esta vez tienes que luchar por ello y crecer en el camino. La gente que te rodea no suele entender lo que te pasa, por eso te sientes sola, confundida, y con ganas siempre de tirar la toalla. Parece más fácil estar enferma que salir de la enfermedad. Por eso es importante ver el objetivo final, centrarte en las cosas que te llenan, que te gustan.
Poco a poco vas haciendo amigos, vas contando lo que te pasa. Eso te ayuda, exteriorizar los problemas, soltarse.
Es un proceso en el que recaes, pero sigues adelante. Un proceso en el que los pasos para atrás no te tienen que desmotivar, sino servirte para coger impulso.
Y después de un TCA, ¿qué?
Después de recuperarme y que me diesen el alta, decidí ayudar a las personas que están pasando por esta enfermedad, dándoles voz y ayudando a la sociedad a comprender lo que son en realidad los trastornos de alimentación. De ahí nació «Y tú, ¿quién eres?», un libro en el que cuento mi experiencia personal y ayudo a salir a aquellos que pasan por eso, a comprender de cerca a las personas que sufren y a eliminar tabúes.
Tras la aceptación nació el proyecto Cómete tus Miedos, cuyos objetivos son «concienciar, inspirar y colaborar», unos propósitos muy asociados con el libro. Ahora, estamos formados por grandes profesionales que quieren hacer llegar la asociación a todo el mundo.
Como creo que la vida es avanzar, sin parar, aunque a veces se retroceda, volví en tiempos de la pre-pandemia a mi ciudad natal, Zaragoza, y vi que había un vacío en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria. Decidí embarcarme en la aventura de montar una clínica especializada en el tratamiento de estas enfermedades, con profesionales bien formados y con amplia experiencia, ya que esta problemática necesita de expertos y no puede ser tratada por cualquier persona, pues se puede cronificar. Mi objetivo es luchar contra eso y que las personas afectadas sufran lo menos posible. Por eso Renace TCA y Salud Mental es un proyecto para el tratamiento interdisciplinar de estas enfermedades, que cuenta con psiquiatras, psicólogos y nutricionistas, que establece convenios con hospitales y que ofrece supervisiones semanales para dar a cada persona lo mejor.
Al final, la vida es avanzar, luchar por lo que crees, ceñirte a eso y, aunque las cosas se pongan complicadas, que sí, se ponen y mucho, creer que puedes salir, que puedes superar cualquier cosa si le pones ganas, empeño y si te apoyas en la gente (por poca que sea) que te rodea.
También me ha gustado mucho dos artículos de los cuales he extraído aspectos que me parecen de gran interés:
1. ¿Cuáles son los principales signos de alarma en los trastornos de la conducta alimentaria?
A. Signos de alarma en relación al peso
• Miedo o rechazo a un peso normal; excesiva preocupación por el peso o por poder sufrir sobrepeso (verbalizado o no).
• Utilizar la báscula para realizar el peso de forma intensiva y continua.
• Sospechar o confirmar la presencia de vómitos recurrentes sin base orgánica.
• Cambios bruscos de peso.
• Uso de productos diuréticos, laxantes o controladores del apetito sin prescripción médica.
B. Signos de alarma en relación a los hábitos alimentarios
• Uso de dietas restrictivas o cambios bruscos en la alimentación como dejar de tomar lácteos, dieta vegetariana, «alimentación saludable», etc
• Excesivo interés y repentino en cocinar, tablas de calorías.
• Comportamiento extraño respecto a la alimentación: trocear muy pequeño, retirar el aceite y/o salsa, comer de pie, muy rápido o excesivamente lento.
• Levantarse de la mesa sin que haya finalizado la comida.
• Intentar comer siempre sin compañía; excusarse para no compartir la comida en familia diciendo que ha comido con un amigo antes de llegar, que ha merendado mucho y no tiene apetito, etc.
C. Signos de alarma en relación a la percepción corporal
• Detectar que percibe su cuerpo de forma sobredimensionada (más grande de la realidad); intentar esconderlo con ropas oscuras y anchas (cambio en la forma de vestir).
• Continuos comentarios despectivos respecto a su propio cuerpo.
• No percibir como los demás su extrema delgadez.
D.Signos de alarma en relación a la actitud
• Aumento de la irritabilidad, cambios frecuentes de humor, mayor labilidad emocional.
• Menos relaciones sociales con iguales, cierto grado de aislamiento social.
• Dificultad de concentración con más tiempo dedicado al estudio y tareas escolares.
• Más tiempo dedicado al ejercicio físico (grupal e individual); «necesidad» de realizarlo, muchas veces después de las ingestas.
• Insatisfacción corporal constante.
• Más tiempo dedicado a las redes sociales, siguiendo contenidos de fitnes, alimentación y dietas.
2. Ayudas para una persona con TCA
12 Consejos para ayudar a un amigo o amiga con un TCA
• Sigue haciendo de amigo o amiga. Tu rol sigue siendo el mismo, por lo que puedes tratar a la persona con la misma normalidad que antes de que apareciera el trastorno. De la misma manera que si tuviera otro problema, transmítele todo tu apoyo y ayuda.
• Comprende el proceso. La recuperación de un TCA es un proceso largo y complejo y que en muchas ocasiones no es lineal. Esto te ayudara entenderlo mejor, ya que los cambios no se producen de manera rápida o de un día para el otro.
• No le juzgues e intenta entender lo que le pasa. Piensa que no es nada fácil para la persona compartir lo que está sintiendo.
• Escúchala, si lo necesita. No es necesario darle consejos o hablar demasiado. Simplemente haz una escucha activa.
• Proponle planes, aunque a veces no le apetezca. Hacer actividades y relacionarse con otras personas la ayudará a disminuir los pensamientos del trastorno.
• Intenta no hacerle comentarios sobre algunos temas en concreto: la comida, las dietas, las calorías, el peso, el cuerpo o el deporte no saludable. Si sale alguno de estos temas, puedes ayudar hablando de otra cosa y cambiando de tema.
• Si la persona te pide que no lo cuentes a los demás amigos, no lo hagas. A veces explicar una situación personal puede provocar estigmas o rumores que generan malestar.
• No actúes como si fueras su terapeuta. La persona ya tiene ayuda de profesionales especializados. En estos momentos necesita distracciones. Evita preguntarle sobre cualquier otro aspecto que tenga que ver con el tratamiento.
• Intenta hacer preguntas menos concretas y más generales, para que así pueda sentir-se más cómoda respondiendo la información que le apetezca compartir. Por ejemplo, puedes preguntar «¿Cómo estás?».
• Si ves que la persona se aísla o se distancia mucho, no pienses que es porque no quiere estar contigo. A veces las personas con un TCA pasan por momentos difíciles y sienten la necesidad de estar solas, aunque seguro que la compañía la ayuda.
• Amplía la información sobre los TCA. Cuando más sepas de este trastorno, más preparado estarás para ayudar y entender a tu amigo. Existen asociaciones, webs y también libros que pueden resultarte muy útiles.
• Cuídate. Encuentra tiempo para relajarte y buscar tu propio apoyo emocional, si es necesario.
Todo esto llena el espacio en un tema como son los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) que necesita reflexión y acción. Y que las acciones no sean de propaganda, sino que tengan continuidad en el tiempo y sin duda, más recursos.