Había muchísimas ganas de que la pandemia aflojara un poco para que los aficionados pudiesen volver a los estadios y pabellones y regresar a ver a sus equipos en directo. Eso parecía. Porque uno ve cada fin de semana, ya sea en televisión o en el mismo lugar de los partidos, que los campos no se llenan y cada vez hay menos aficionados acudiendo a sus localidades.
¿Miedo? Puede ser que cierta parte de la población siga sin estar tranquila acudiendo a lugares con masificación de gentes sin tener la tranquilidad de que pueda contagiarse de este virus que tantas personas se ha llevado por delante. Por muchas mascarillas y medidas de seguridad que se pongan, la población no termina de creerse que sean del todo seguros.
Esa podría ser una de las razones, pero sinceramente, y viendo los precios de las entradas para los espectáculos deportivos, creo que la razón vuelve a ser el dinero. Es verdad que si eres abonado tienes muchas más ventajas que si solo quieres acudir a un determinado número de partidos, pero viendo el resultado de las gradas quizás tengan que replantearse otra fórmula para volver a llenar los estadios.
Hay equipos que su afición es el verdadero jugador número doce a la hora de enfrentarse a otro rival. Clubes que necesitan ese aliento desde la grada para que, en los momentos complicados, reciban ese apoyo de los suyos. Con entradas a precios desorbitados, la situación de la economía familiar en cada casa en estos momentos, hace que mucha gente se lo piense y se quede en casa viéndolo por la tele.
¿Queremos o quieren de verdad que los campos estén llenos cada fin de semana? Los gestores de los clubes deberían darle otra vuelta antes de que la mayoría prefiera quedarse en su casa o en un bar, viendo a su equipo, pero sin poder apoyarlo y disfrutarlo en directo de su asiento en la grada del club de sus amores.
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