Cualquiera que haya nacido aquí lo siente. Me pongo nervioso de pensarlo, pero ya casi está aquí. Puedo imaginarme el Hontoria repleto de esas luces y, sin esfuerzo, soy capaz de ver el albero. No desesperéis, porque en dos semanas podremos hasta respirarlo.
Las ferias de nuestra región son un momento marcado en el calendario de quienes vivimos aquí, y así debe seguir siendo. Son momentos con historia, de despliegue de nuestra cultura, de volver a ver a esa gente que tristemente tiene que hacer vida fuera porque nuestra tierra tiene oportunidades, las justas.
A una de estas ferias —la más famosa, y que así lo siga siendo—, ha acudido una dirigente política de alto nivel. Nada más y nada menos que Pilar Llop, ministra de Justicia. Una dirigente que acaba de superar una huelga, que tiene otra en curso, y a la que se le avecinan otras tantas. Parece que a los operadores jurídicos les ha hecho de todo, menos gracia.
La Administración de Justicia en nuestro país es la oveja negra. Sin medios, ineficiente, con sistemas informáticos que no se comunican entre ellos, y con juicios para 2026 y 2027. Súmenle los múltiples pleitos suspendidos por la huelga de los Letrados de la Administración de Justicia. Ahora súmenle los pleitos suspendidos por la actual huelga. Y tras ello, imaginen lo que se viene con la posible huelga de jueces y fiscales. ¿Quién tiene el timón del barco? Porque va a la deriva. Y en esos casos, no les voy a engañar: la mezcla perfecta entre Tío Pepe, Sprite y unos cubos de hielo puede parecer una solución.