Bastoncillos de los oídos

Nadie lleva bastoncillos a la playa y, sin embargo, con detenimiento, aparecen significativamente en batidas y cribados de limpieza de arena realizadas por admirados voluntarios, y en investigaciones marinas de científicos

Ingeniero de Montes.

Una iniciativa para la recogida de basuras en una playa en la provincia de Cádiz.

Granos de arena forman una playa, junto a microplásticos. El agua es un medio de vida, y de transporte. "Lo que tiras por el inodoro acaba en el mar", una gran verdad. Las lluvias intensas hacen que las depuradoras de aguas urbanas tengan que aliviar parte de su entrada, vertiendo sus grandes caudales con todo tipo de residuos humanos, que caben por tuberías urbanas, alcantarillas y retretes, a arroyos y ríos.

Atascos en arquetas de edificios, millones de euros de costes por la retirada de los monstruos de las toallitas, por el incivismo de arrojar un producto insoluble, agregado y difícil de eliminar por la naturaleza.

El residuo más presente en la arena de playa, son colillas, de acarreo, por temporada estival o acumulación de años, sabiendo que tardan más de 30 en degradarse. El fumar mata, y afecta gravemente al medio ambiente de las irresponsables chimeneas andantes, que dejan caer los restos del cigarro tal como se agotan las caladas.

Los otorrinos desaconsejan el uso de bastoncillos de los oídos como aseo personal (el 47% de la población), por las potenciales lesiones al conducto auditivo, llegando incluso al tímpano, que pueden afectar al sensible órgano acústico. El oído se limpia solo, la acumulación de la necesaria cera se moviliza con el movimiento de mandíbula, comiendo, hablando o durmiendo, eliminándose exteriormente en ducha o baño. Si no es así (el 2%), ante un posible tapón, has de acudir al centro de salud. 

Ese palito, mayoritariamente de plástico, en cuyos extremos tiene unas bolitas de algodón, también se usa en limpieza médica y toma de muestras, así como del hogar, tiene complementariamente un impacto en el medio ambiente que no imaginamos a reparar. 

Nadie lleva bastoncillos a la playa y, sin embargo, con detenimiento, aparecen significativamente en batidas y cribados de limpieza de arena realizadas por admirados voluntarios, y en investigaciones marinas de científicos. La UE los prohibió en 2021, aunque siguen a disposición en estanterías de venta, siendo gobiernos responsables y nuestra obligación la búsqueda y exigencia de alternativas ecológicas biodegradables en el mercado, como de madera o bambú. 

Lo que dejas caer inadecuadamente al retrete llega a la mar, siendo el 80% de los residuos aparecidos en playas, de origen tierra adentro. La prueba de los bastoncillos no engaña.