Las diferentes sombras de las palmeras

Las palmeras no son ni buenas ni malas, como todo en la vida depende del uso que se haga de ellas

Ingeniero de Montes.

Una palmera en una ciudad.

Las líneas rectas no existen naturalmente en ríos y arroyos, ni en suelos o cielos. El ser humano está tras ellas, allí donde surjan. Ordenación del territorio, arquitectura y urbanismo, condicionan la realidad del presente que nos rodea.

Chamaerops humilis, la única palmera ibérica existente, conocida como palmito, escasea en nuestros parques y jardines -frente a las falsas palmeras o cycas-, sin embargo las esbeltas palmeras datileras y de abanico mexicanas, campan a nuestro alrededor y en cualquier capítulo de jardinería de proyecto de ejecución, pública y privada.

Si es cuestión de metros, hasta 30 puede alcanzar la Phoenix dactylifera, 13 la canariensis, 15 metros llega la Washintonia robusta y 12 metros el Trachicarpus fortunei, conocido comúnmente como palmito elevado, originario de China. Cabe destacar que las raíces en zonas áridas pueden llegar a 20 mentros de profundidad, estando asociadas a la aridez.

El incremento de días soleados anual hace que la necesidad de sombra natural sea una imperiosa necesidad en ámbitos urbanos. El viario público no admite cualquier especie arbórea, por potenciales incidencias en acerados, calzadas y servicios, pero su simplificación en usar mayoritariamente la familia de las Arecáceas no es justificación.

Las palmeras no son ni buenas ni malas -como todo en la vida-, depende del uso que se haga de ellas. Recuerdo que, para diferenciar la palmera canaria de la datilera, me decían ponte debajo, y si ves cielo, es la que da grandes dátiles comestibles. Evalúen por ustedes mismos la sombra natural, o mejor dicho, el sol y sombra que dotan por sí mismas.

Es obligada la formación en jardinería urbana para responsables públicos, incluyendo el área de urbanismo, con el objetivo de fomentar su diversidad con especies adaptadas a nuestro ambiente, con cuidados culturales adecuados, y velando por los metros cuadrados verdes de interceptación de rayos de sol sobre nosotros, los viandantes.