No estamos libres ni seguros de la picadura de un mosquito hembra, por muchas mosquiteras, insecticidas, trampas o repelentes que tengamos en nuestra propia casa. Si esta es de especies exóticas como el urbano mosquito tigre, donde el 100% pican a humanos, empezamos a preocuparnos, o el de la fiebre amarilla ya presente en Madeira, aparece en escena el temido dengue.
Los mosquitos comunes pican en gran proporción a aves y cuando estas marchan del lugar o migran, se vuelcan sobre mamíferos, incluyendo humanos. La emigración anual de los tordos en EE. UU. provoca subida significativa de casos de infecciones en personas.
Tener un perro, conejo o gato en nuestro hogar favorece que les piquen a ellos, sin desarrollar la enfermedad del virus del Nilo, protegiéndonos mediante una beneficiosa convivencia, sin daños colaterales.
Fomentar la lucha biológica a través de nuevos refugios de murciélagos –hasta 3.000 mosquitos por noche comen cada uno– y cajas nido de golondrinas –55 kg de insectos al año por ejemplar–, aviones, vencejos y aves insectívoras, y respetando los existentes en recovecos de fachadas y cornisas, una manera práctica de apostar por la biodiversidad urbana como equilibrio. El papel de la exótica gambusia o el fomento de cría en cautividad del autóctono y en extinción fartet, devoradores de larvas, medidas a implementar con sueltas de alevines en humedales de agua dulce, saladas e incluso fuentes urbanas ornamentales.
La educación ambiental sigue siendo un pilar fundamental, mediante una decidida apuesta, en pequeños, niños, jóvenes, adultos y ancianos, pues cada uno somos originales, únicos e irrepetibles, siendo nuestra formación, un aprendizaje necesario continuo.
Mediante la herramienta de seguimiento Mosquito Alert, podemos ser centinelas colaboradores de una realidad globalizada y cambiante. Y quien piense que no puede hacer nada, es porque nunca ha dormido con un mosquito en una habitación.