Radio Flamenco

Si me apetece disfrutar una bulería, soleá o fandango, no puedo en el país que dice ser centro, aunque falta un verdadero sentimiento social

Ingeniero de Montes.

David Carpio y Manuel Valencia protagonizan un 'duelo de compadres' en la primera jornada de la Exaltación de la Bulería de Jerez en 2023

Veo gente con auriculares, y destaco un jubilado del barrio que camina por el parque cercano con una pequeña radio a altavoz libre y volumen moderado. Creo que se siente informado y acompañado.

Cuando viajo tras muchos kilómetros me apetece escuchar algo de música clásica, y existe en el dial. Sin embargo, si me apetece disfrutar una bulería, soleá o fandango, no puedo en el país que dice ser centro, aunque falta un verdadero sentimiento social. Y lo digo así, pues no se entiende que no haya una radio de flamenco, para disfrute de todos, a estas alturas. Algunos dirán que existen programas de carácter semanal, ¡¡¡faltaría más!!!, y a través de Internet, festivales, conciertos e incluso una bienal de flamenco que me recuerda al gran Manuel Herrera Roda, si bien me sigue faltando el día a día, lo cotidiano, como el desayuno para arrancar, esa energía vital, que mi amigo Antonio describe como la música de Dios.

El viernes pasado paré en una Peña Flamenca de pueblo para desayunar, muchas fotos de cantaores, carteles, un cuadro con el árbol del flamenco y un azulejo que decía 'Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres'.

Se valora lo que se conoce, seguimos estando en deuda con el flamenco.

Me sugieren elaborar una lista de aplicaciones musicales, si bien no parece de libre acceso y pierde el carácter sorpresivo de dar con un taconeo, rajeo y palmas que acompañan la voz del maestro, con una letra para reflexionar.

Me enorgullece tener conservatorios, sin olvidar que necesitan más recursos y apoyos, con su emisora pública 24 horas todos los días del año y por muchos años más, y quiero además en el transistor más sencillo, poder sentir el quejío que pone los bellos de punta, aun sin tener ese conocimiento básico. Y enseñanza en guarderías y escuelas sin complejos, como el colegio Al Ándalus de Utrera. Hay que ponerse las pilas con nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.