Verter calor

Blanquear azoteas, eficiencia energética y accesibilidad plena en edificios, dotar de frescor a calles y suelos con arbolado de gran sombra, entre otras, son medidas prioritarias a abordar en estos momentos

Ingeniero de Montes.

Arbolado en la calle Bogotá, en Sevilla.

Asomarse al patio trasero o la azotea del bloque, donde los aparatos de aire acondicionado funcionan en cualquier ciudad andaluza casi ininterrumpidamente en los interminables días de verano, es como enfrentarse al chorro de aire caliente del antiguo - pues ya no me lo seco al dañar el cabello - secador de pelo.

La silueta de la ciudad destaca por altos edificios, estrechas calles, escaso arbolado, negro asfalto, multitud de coches a combustión, cada vez más gente y todo ello condiciona adicionalmente al incremento de temperaturas urbanas que estamos viviendo.

Somos grandes consumidores de energía, electricidad, gas, combustibles fósiles, siendo su uso emisor de calor incluso residualmente, sumando grados centígrados al termómetro ambiente. Las noches tropicales se califican a las superiores a 26 grados, sin tener en cuenta las ansiadas lluvias. 

Parece que se va retroalimentando, y es que generamos calor hasta desde nuestro propio cuerpo de sangre caliente. Nuestra temperatura corporal es de 37 grados, si bien el sudor, la piel, la respiración nos permite aguantar altas temperaturas a los que tenemos Cultura del Calor, aunque nuestros niños y adultos son frágiles, demandando continua atención e hidratación. Esa línea roja no vital cada vez está más cerca. 

Blanquear azoteas, eficiencia energética y accesibilidad plena en edificios, dotar de frescor a calles y suelos con arbolado de gran sombra y paredes de viviendas con jardinería vertical, recircular agua del subsuelo tomada a 16 grados prácticamente invariable todo el año consiguiendo los 23 grados ambiente deseados, aerotermia, coches eléctricos, fomento de transporte público, movilidad sostenible en bici, refugios climáticos islas de calor, investigar superficies y materiales con albedo muy positivo y su rápida aplicación, son medidas prioritarias a abordar en estos momentos.

Cuidado con el calor que desprenden los paneles fotovoltaicos de autoconsumo para producir energía eléctrica para enfriar nuestras casas. Verter calor en lo rural se disipa y en la urbe se concentra a mayores, por tanto, hemos de ir pensando en el sentido común.

Vean la foto de un tramo de la calle Bogotá el pasado viernes a las 15:40, donde los rayos del sol no calentaban el asfalto ni coches, gracias a la sombra de los cinamomos, frente a la confluencia con la avenida, diferencia notable de temperatura ambiente diurna y nocturna la consecuencia. Objetivo superficial 100% sombra natural, otra medida de impacto, necesaria y ejecutable con voluntad.