Empezar bien el 2022 después de los dos añitos que llevamos parecía imposible. De hecho, lo era. Vivimos en la rueda del hámster, y por más que corramos resulta que para los que gobiernan y para los que nos informan seguimos en el punto de partida. Que alguien reinicie la consola, por favor, porque a la vista está: estamos jugando al fútbol con las manos.
Nos toca ir con mascarilla por la calle mientras que a los positivos se les deja salir sin prueba alguna y nos obligan a enseñar un “pasaporte” para tomarnos algo en cualquier lado, aun si con el citado pasaporte te puedes contagiar igual y puedes contagiar igual. De lo patético que resulta que ni te lo escaneen, ni hablamos: otro gran acierto de nuestros políticos.
Los Reyes Magos podrían habernos traído una mejor gestión de la pandemia, tanto a nivel autonómico como nacional, pero parece que lo único que nos han traído han sido los memes del oso polar de la cabalgata de Cádiz. Ello acompañado, como no podía ser de otra manera, de vuestros Instagrams reventados de pésimos Stories de sofás llenos de regalos. Alguien os lo tenía que decir.
A 2022 le pido que se vaya la pandemia, como cualquiera de vosotros. Pero alternativamente, le pido que empecemos a convivir con ella de una vez. O que hagamos caso a los que saben.