Por lo que yo he leído, por mi experiencia vital con unas cuantas primaveras encima, por mi itinerario como pacifista a lo largo de varias décadas, por mis estudios académicos, por mi intuición vital, por mi análisis político de la realidad, por mi humilde observación de la Historia, etc., caigo en la cuenta de que lo que yo de verdad pienso y puedo constatar de mis gobernantes es que se comportan como borricos armados hasta los dientes (con perdón por los inocentes borricos u asnos).
He leído y visto muchas veces que el ser humano guarda un arsenal de inmundicia y degradación notables, el cual estalla en ciertas circunstancias. Solo hay que referirse a los campos de concentración nazis, o a los bombardeos de Dresde, o a las bombas de Hiroshima y Nagasaki, o a lo ocurrido en Siria, para saber, sin ningún género de dudas, de qué estamos hablando. Hay muchos ejemplos más del lado podrido de la humanidad. Lo que ocurre en Ucrania, como en otros lugares en guerra (Palestina, Sahara Occidental, Yemen, etc.), es inhumano, es insoportable, no debe admitirse. Sobre todo las víctimas civiles requieren toda nuestra solidaridad y apoyo.
Pero a mí la explicación de los manuales de antropología o de los sesudos tratados de politología y geoestrategia mundial se me quedan cortos cuando pienso, concretamente, en los gobernantes. Es decir, hay unos humanos, la clase política que asume responsabilidades de gobierno, que tiene la obligación de buscar remedios a los problemas pero que en vez de cumplir con sus responsabilidades (por las que cobran suculentas sumas de dinero) se pliegan a ciertos intereses de personas y grupos poderosos que son los que, precisamente, crean esos problemas. ¿La soberanía popular delega unas funciones en los gobernantes pero luego estos, una vez elegidos, pactan no desarrollarlas porque sus amos de más arriba no se lo permiten? Eso.
Me produce alarma comprobar cómo muchos contertulios de la televisión y los medios de información (o desinformación y propaganda) dejan caer sobre la mesa que la humanidad es así, que la violencia de Putin debe ser respondida con más violencia, más armas y pelo en pecho… que toca guerra, que no hay más remedio que la guerra.
Pero, ¿cómo tantos periodistas y pensadores (más o menos) y contertulios televisivos hablan de la maldad humana así en general (incluso sectores religiosos no se ponen del lado de la Paz, alentando a los bandos a la masacre), pero no hablan de las responsabilidades de nuestros gobernantes en buscar soluciones al peor de los males: la guerra?. Me refiero, claro, a las soluciones que no pasan por echar fuego (armas OTAN) al fuego (Putin).
Porque la maldad humana (lo digo después de haber leído el flojito libro de José Antonio Marina Biografía de la inhumanidad) existe, claro que existe, pero también ha de existir la responsabilidad política, y la justicia, y el derecho, y la dignidad humana, y el cumplimiento de la legalidad internacional, y la cooperación internacional, y la solidaridad entre los pueblos… Claro que los humanos, como han demostrado infinidad de veces, son capaces de masacrarse a millones en los campos de batalla por una bandera, pero claro también que la responsabilidad de la clase política gobernante tiene que ser entregarse al 100% no para que siga la fiesta del holocausto, sino para que se detenga la destrucción y se opte por el camino de la Paz.
Cuando la clase política gobernante lo hace todo para el rearme, el aumento de los gastos militares, la guerra, la exportación de armas y el belicismo como único argumento, entonces es seguro que lo peor (no solo me refiero a lo que estamos viendo ya) podría tardar muy poco en ocurrir.
Para mí, que sé que la Historia no miente y que la humanidad ha naufragado en un mar de pura violencia hasta el día de hoy, no me queda más que añadir que sería deseable que nuestros gobernantes (que, por lo demás, ya están demostrando lo que les importa el grave problema del cambio climático… nada) se alejen a toda velocidad de esa peligrosa pose de borricos armados hasta los dientes… antes de que estallen los arsenales nucleares, químicos y biológicos (ese Auschwitz 2 preparado para toda la humanidad).
Los humanos tenemos un lado de mezquindad y maldad tremendamente carnicero y genocida. La Historia lo demuestra. Sí, pero la clase política encargada de tomar las medidas oportunas para que ese lado no se desmande tiene la responsabilidad de evitar lo peor. Precisamente la ciudadanía le ha encargado eso de forma sencilla y clara, desde hace tiempo, con un rotundo NO A LA GUERRA. Entonces, ¿a quién o quiénes obedecen estos gobernantes que en principio optan por comportarse como borricos belicosos incapaces de optar por otra “solución” que una hecatombe humana?. Cuidado: Hitler no tenía armas nucleares, Putin y la OTAN sí.
Que aceptemos la guerra con pequeñas bonificaciones y a la vez sigamos enviando armas y tropas al conflicto, ¿no es un poco, quizás, contradictorio?, ¿no es una temible irresponsabilidad gubernamental que llama a las puertas de una devastadora III Guerra Mundial?.
Sí, hay un lado humano malo, pero a veces hay unos gobernantes todavía peores, infinitamente más borricos.
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