Señoras concejalas, señores concejales, trabajadoras, trabajadores de este Ayuntamiento, autoridades de toda índole, medios de comunicación locales y estatales, vecinas y vecinos, ciudadanos y ciudadanas de cada rincón que siguen este Pleno investidura. Muy buenas tardes a todas y a todos.
Permítanme que en mis primeras palabras muestre mi más sincero agradecimiento. Cuatro años después, un sábado como aquel 13 de junio de 2015, regreso al sillón que preside este Salón de Plenos para dar las gracias a las gaditanas y gaditanos que el pasado 26 de mayo depositaron en las urnas sus ilusiones, su compromiso y su deseo de un Cádiz mejor. Gracias a los que nos votaron, por supuesto, espero estar a la altura de la confianza depositada. Pero gracias también a quienes optaron por otra opción. Tanto a unos como a otras, les puedo asegurar que mi proyecto, como en nuestro anterior mandato, será un proyecto de ciudad, será un proyecto colectivo, integrador y que se centre en las personas. Porque cuando la necesidad llama a la puerta no entiende de votos ni de preferencias políticas. Y porque este Ayuntamiento es y seguirá siendo el primer apoyo y el primer escudo contra cualquier injusticia. Estamos seguros de que cumpliremos las expectativas que ha deposito este pueblo soberano. Al menos, nos seguiremos dejando la piel para que así sea.
Mi agradecimiento de corazón, insisto, porque para este humilde vecino del barrio de La Viña, este hijo de familia trabajadora, el mayor honor que pudiera tener es volver a dirigir las riendas de su ciudad, la que adoro y siento desde mis orígenes. Una enorme obligación y responsabilidad que tanto mi equipo como yo llevamos grabada en la piel las 24 horas de día y los 7 días de la semana. Una obligación y un honor de la que no nos desprenderemos cada uno de los miembros que conformarán el Equipo de Gobierno ni un sólo segundo durante esta etapa en nuestras vidas en las que ofrecemos este servicio a la sociedad.
Y es temporal porque como explicamos entonces y mantenemos ahora, la política nunca debemos considerarla como un medio de vida. Como un empleo. Y es temporal porque así está recogido en nuestro código ético, porque las instituciones no se hicieron para lucrarse, sino para servir, y es temporal, sobre todo, porque no somos políticos profesionales, sino gente corriente. Gente corriente que tras cuatro años de golpes, bagaje y aprendizaje a sus espaldas siguen viviendo en el mismo lugar, sigue manteniendo las limitaciones salariales, sigue con una existencia lo más parecida posible a la de antes y con el horizonte de volver mañana, como es mi caso, a las aulas de un Instituto Público a seguir ejerciendo, este si, mi trabajo que no es otro que la docencia en la Enseñanza Pública. No estamos aquí para llenarnos los bolsillos, no estamos aquí como profesión, estamos aquí para recuperar las instituciones y que este Ayuntamiento siga, como los últimos cuatro años, perteneciendo a sus paisanos y paisanas. Para que este Ayuntamiento sea la canalización institucional de las demandas y las exigencias de la calle. Debemos seguir como hasta hora: Con un pie en cada cada espacio.
Lo dijimos hace cuatros años, como digo, y como ven, lo seguimos manteniendo. No les hemos mentido, vecinas y vecinos, por eso quizás hayamos reforzado, revalidado y fortalecido vuestra confianza. Hoy Cádiz no es noticia ni acapara portadas por el desempleo, por los desahucios o por la desigualdad, que no han desaparecido por cierto, y aunque hayan disminuido seguiremos combatiéndolos. Hoy Cádiz ocupa los espacios informativos por ser uno de los pocos lugares donde las políticas ponen en el centro a las personas, donde el cambio sigue su curso, (donde no hay lugar ni escaño en este salón para la extrema derecha). Y eso es porque gobernamos con la verdad y poniendo en el centro de toda política a la gente.
Hoy venimos con el deber de rendir cuentas y con el derecho y la obligación de soñar nuestro futuro. Con la mirada atrás y los ojos puesto en lo que está por venir. Y con la vista atrás cabe recordar que heredamos un Ayuntamiento en situación crítica. Unas arcas municipales con una deuda de 275 millones de euros y al borde de la intervención. Un Ayuntamiento que había dado la espalda a las políticas sociales. Un Consistorio que le debía a sus proveedores, que no son otros que los comerciantes gaditanos y las pequeñas y medianas empresas de la ciudad, hasta 50 millones de euros. Un Ayuntamiento que realizaba los pagos en 119 días. Incluso hasta un año tardaban en abonar las facturas en ocasiones. Ahora, se ha rebajado esta deuda hasta los cinco millones y el pago medio de 119 a 30 días. ¿Y saben en qué se traduce eso? En el respiro de muchos pequeños autónomos, en la posibilidad de contratar a otras personas, en el alivio de quienes suben la baraja con mucho esfuerzo cada mañana. No hay milagro detrás. Sólo gestión y el cese de derroches en autobombo, mamotretos y beneficios personales. Esa es la línea que marcamos y la senda que seguiremos. Ante el despilfarro, optamos por la ética en la gestión.
Heredamos también, hace sólo cuatro años, una ciudad en la que se produjeron en 2014 nada menos que 284 desahucios. Casi todos los días, alguna familia de esta ciudad se veía en la calle con una mano delante y otra detrás. Por eso, nada más llegar, en los primeros meses de Gobierno, pusimos en marcha un protocolo que ha intervenido en 387 casos. Hasta 387 familias han sido atendidas por los técnicos y trabajadoras municipales para frenar la sangría que sufría la ciudad.
Heredamos también, hace sólo cuatro años, una ciudad en la que se produjeron en 2014 nada menos que 284 desahucios
Y entendimos que con un techo únicamente no se construye un hogar. Que un hogar necesita luz y necesita agua. Ambos derechos fundamentales, básicos e imprescindibles. El Bono Social del Agua ya es una realidad. Somos una de las tres únicas ciudades de España donde no se corta el suministro por impago. El Bono de la luz lo será. Con el bloqueo o sin el bloqueo del Partido Popular. Por eso prometo que muy pronto en este mandato, antes del primer año, pondremos en marcha el Bono Social Eléctrico para que ninguna familia de Cádiz se vea sin luz por no poder hacer frente a la factura. Para que la energía se convierta en un derecho garantizado y no dependa del ruego de limosnas como hace sólo cinco años.
Hemos construido tal y como prometimos la mañana de junio de 2015 una ciudad más libre y más justa. Los planes municipales contra la violencia machista, una violencia machista que ha acabado por cierto con mil mujeres asesinadas desde 2003 según las fuentes oficiales, la cuales edulcoran una realidad más horrenda y trágica, así como el primer plan municipal contra la LGTBIfobia dan cuentas de esa ciudad diversa, inclusiva, libre y feminista hacia la que caminamos con paso firme.
Asimismo, como recordarán, dije aquí hace cuatro años que comenzaríamos y apostaríamos por las energías renovables, que emprenderíamos ese camino tan necesario hacia una transición ecológica. Sólo en este mandato hemos instalado 400 paneles fotovoltaicos en 10 plantas de edificios municipales. Para que se hagan una idea, el equivalente a la superficie entera de la Plaza de Candelaria de paneles fotovoltaicos.
Una herramienta para combatir el cambio climático que no es una medida aislada sino a la que le acompaña un nuevo sistema de movilidad que convierte a Cádiz en una ciudad vanguardista que acaricia su futuro.
Todo esto prometimos aquella mañana del 13 de junio de 2015. Y todo, además de otras muchas cosas, tiene hoy unos cimientos sólidos en nuestra ciudad. Pese a que no ha sido fácil, pese a las trabas, las zancadillas y los obstáculos de una oposición a la que le faltó responsabilidad y le sobró intereses partidistas. Una oposición más pendiente de Sevilla y de Madrid, más pendiente de militar en los cálculos electoralistas de sus partidos que en el municipalismo. Una oposición que nos ha llevado a los juzgados hasta en 14 ocasiones. Todas archivadas por cierto, convirtiendo la judicialización en una práctica habitual, usando cualquier herramienta para ignorar el mandato de las urnas. Les digo hoy, les digo ahora, que tienen y tenemos una nueva oportunidad para poner en el centro los intereses de nuestra comunidad, una nueva oportunidad para trabajar por, para y en Cádiz, una nueva oportunidad para anteponer los intereses de esta ciudad a los de Sevilla y Madrid. Por mi parte puedo asegurar que siempre que el afán sea construir, encontrarán a este alcalde con la mano tendida y las mangas remangadas para trabajar por nuestra gente.
Porque queremos mirar al futuro. Y queremos mirar al futuro con un Gran Pacto por el Empleo que implique a todas las administraciones, sindicatos, organizaciones, población civil y colectivos para sacar a la Bahía de Cádiz de este desempleo que nos quisieron hacer creer que es endémico, que forma parte del clima, de condicionantes externos y que no tiene solución.
Queremos mirar al futuro. Y ese futuro pasa por el empleo verde. Por seguir potenciando las energías renovables para que se conviertan en un generador de trabajo al tiempo que consolida un Cadiz sostenible, de energías y aire limpio, que ahorra en sus facturas y aprovecha sus recursos naturales. Seguir potenciando la instalación de plantas fotovoltaicas es un objetivo primordial que deriva en puestos de empleo al tiempo que reduce la contaminación y ahorra en las facturas. Porque muy pronto, estaremos en disposición de ofrecerle a los clientes de Eléctrica de Cádiz la posibilidad del autoconsumo.
Un Cádiz donde la vivienda sea un derecho y no ladrillos con los que especular
Queremos y trabajaremos por un Cádiz para los gaditanos y las gaditanas. Un Cádiz donde la vivienda sea un derecho y no ladrillos con los que especular. Un Cádiz que seguirá apostando por el alquiler social. La apuesta por la vivienda social, es el camino, la garantía de que nuestros barrios no se van a convertir en parques temáticos donde la actividad turística descontrolada termine por expulsar al gaditano. Esa es la ruta que vamos a seguir. Potenciando el carácter humano de Procasa, una empresa municipal que hoy vela por la situación habitacional de las personas. El nuevo Plan de Vivienda que aprobamos este último mandato será los cimientos sobre los que construyamos esta política. No vamos a permitir más ladrillazos, más burbujas y más especulación con las cosas de comer. Con las cosas básicas que necesita una familia. Una casa, un hogar no deben servir para que unos pocos se enriquezcan, sino para que transcurra la vida y la felicidad.
Queremos y trabajaremos, repito, para que se alce uno de los grandes anhelos de Cádiz: el cinturón universitario frente al mar. Que vuelvan Facultades como la de la Educación, que miremos al Atlántico de la mano de la Cultura, que crezcamos con nuestros jóvenes asumiendo el derecho a la Universidad y la Educación Pública. Una Universidad y una Educación Pública por la que pelearemos, que cuidaremos y protegeremos desde esta institución porque es irrenunciable y lo público lo llevamos grabado en la piel.
Abramos los horizontes de nuestra ciudad. Ampliemos las fronteras imaginarias con el desarrollo de las salinas de Preciosa y Roqueta. Porque al igual que seguiremos explorando los límites de nuestro Ayuntamiento para ponerlo al servicio de la gente, también podemos crecer en los límites de nuestra ciudad.
No me extiendo mucho más. Sólo permítanme que desde la más absoluta humildad os asegure que cada minuto y cada segundo de este mandato seguiré dejándome la piel por mis vecinos y mis vecinas. Que seremos mi equipo y yo el muro de contención ante cualquier injusticia, las voces y los rostros de un proyecto colectivo arraigado en la ciudad, que seguiremos buscando, trabajando y luchando por una ciudad y un mundo más justos. Y seguro que cometeremos errores, seguro que volveremos a equivocarnos, pero nunca confundiremos el porqué un día dimos el paso a las instituciones, que no esconde más motivo que el de gente. Que poner en el centro de la vida a las personas.
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