En 2021 en el Instituto Andaluz de la Mujer se atendieron a 302 chicas adolescentes víctimas de violencia de género y violencia sexual que han sufrido agresiones psicológicas, físicas y/o sexuales, en sus primeras relaciones de pareja, un 15,7% más que el año anterior. Este aumento quiero creer que muestra, entre otras cuestiones, que hay más consciencia por parte de las chicas jóvenes sobre esta forma de malos tratos. Incluso con la presencia de estos temas en la agenda actual, las víctimas de esta forma de violencia - y especialmente las más jóvenes- generalmente no son conscientes ni se identifican como tales. Además, durante muchos años, estas cuestiones no eran nombradas ni en las aulas ni en las familias ni en los medios de comunicación. Si bien ocurrían con tanta o más frecuencia que en la actualidad, para la opinión pública no tenían nombre. Y ya sabemos que aquello que no se nombra no existe. Imaginaos lo difícil que es denunciar cuando no eres muy consciente de ser una víctima, no sabes bien qué te está ocurriendo y por qué estás tan triste.
En la semana del 8 de marzo tratamos en una clase de 3º de Educación Secundaria Obligatoria el tema de la importancia de la igualdad. Empezábamos el debate preguntando: “¿Por qué es importante trabajar la igualdad?” Apenas se había comenzado cuando un alumno planteó el tema de las denuncias falsas en tema de violencia de género - cuyo porcentaje no llega al 0,01%, según la Fiscalía- en relación con un vídeo que habían visto en redes sociales. A esto se sumó una alumna que hablaba de que supuestamente los hombres eran metidos en la cárcel sin apenas pruebas. Entonces, otro compañero, cambiando de perspectiva, dijo: “Acordaos de las fake- news, que lo vimos en clase de lengua.” Así continuó la clase.
Finalmente, terminamos hablando de cómo es posible que, habiendo muchísimas más denuncias falsas en otro tipo de delitos como pueden ser el robo de móviles, por ejemplo, siempre se habla de esta cuestión en relación con la violencia de género. Así se cerró el tema planteándoles dos preguntas que no me gustaría dejar de repetir por aquí: ¿por qué sólo se habla de denuncias falsas en relación con este tema?
En este sentido, en Amnistía Internacional, venimos trabajando desde noviembre de 2018 con un informe de la organización titulado “Ya es hora de que me creas”, donde se recoge que las víctimas se enfrentan a un laberinto de invisibilidad, desinformación y desprotección a la hora de ir a denunciar. Y además es muy frecuente que entre los y las jóvenes circulen todo tipo de bulos -como los que me encontré ese día y tantos otros en clase- sobre la violencia hacia las mujeres, muchos de los cuales sirven para desproteger aún más a las víctimas, ya que ponen en duda la versión de esta (“con lo buen niño que es...”) o la culpabilizan por lo sufrido (“algo habrá hecho ella para que le hiciera eso”).
En Andalucía creemos necesaria la aplicación íntegra de la norma andaluza 7/2018, pionera en el cumplimiento de lo que dispone el Convenio de Estambul de 2014 que fue suscrito por España. Así, la legislación regional establece que: para acreditar la condición de víctima no sea necesaria la interposición de la denuncia (ya que muchas no la interponen por miedo); la asistencia letrada desde el inicio; la atención a colectivos especialmente vulnerables (prostitutas o mujeres emigrantes sin documentos), así como la formación especializada del personal sanitario, policía, servicios sociales...
Para ello consideramos que, ya que contamos con una norma andaluza muy positiva, pero para que sea efectiva, tenemos que conseguir que se aplique en su totalidad, que se dote presupuestariamente y que sea respetada. En esta misma línea, debemos seguir trabajando en las medidas de coeducación y de prevención de la violencia de género en el ámbito educativo. Dichas medidas deberían contar con el imprescindible trabajo de capacitación del profesorado y un mayor apoyo financiero por parte de los responsables educativos.
Finalmente, Amnistía Internacional ha expresado su preocupación por que los mensajes más habituales hasta la fecha han sido los que repetían a las mujeres la importancia de que tomaran la iniciativa de denunciar, de pedir ayuda. Estos deberían haberse acompañado de otros dirigidos a los victimarios, que son quienes ejercen la violencia contra ellas, y, por lo tanto, los responsables de la situación.
Tenemos muchos frentes abiertos en los que trabajar para que las relaciones sean respetuosas, igualitarias y dominadas por los buenos tratos y las maneras. ¡Seguimos!
Rosa Escribano, Activista de Amnistía Internacional Andalucía.