Los talibanes entran en Kabul por todos los frentes, mientras las ratas y los incompetentes huyen despavoridos.
Algún día occidente, en especial EE.UU. y la UE nos explicará cómo es posible que un ejército de 600.000 hombres equipados a la última haya sido arrasado por 20.00 jóvenes mal equipados, incluso algunos descalzos.
Cómo es posible que durante tantos años no hayan sido capaces de transformar el país, para que su población apoyara a su gobierno.
Cómo es posible que esa estructura que ahora parece frágil y endeble, con tantos medios a su disposición haya resultado tan inútil.
Ahora vienen años de penumbra, de oscuridad, especialmente para los más débiles, niños y sobre todo las mujeres que volverán de nuevo a la edad media como seres inferiores que no van a merecer derechos ni respeto.
¿Qué hará occidente y la comunidad internacional después de este estrepitoso fracaso?
Probablemente como siempre mirar para otro lado sin asumir su responsabilidad.
Esa lucha por los derechos humanos que tanto alardean de practicar en sus países, se transforma en huida cobarde más allá de sus fronteras. Afganistán será otro caso más. Allí se intervino no para defender la democracia o los DDHH, sino para proteger a unos EE.UU. que se sintieron amenazados tras el 11-S.
¿Y las sociedades occidentales cómo reaccionarán? Después de vivir ajenas al conflicto durante años al principio para acallar sus conciencias clamarán, escribirán, hablarán, pero durará poco y al cabo del tiempo se olvidarán de nuevo de un país demasiado lejano y desconocido.
Volveremos al debate sobre la pandemia, la subida de la luz, el gallinero político, mientras que a miles de kilómetros mujeres y niños sufrirán la intransigencia y el machaque de los derechos humanos. De SUS derechos humanos.
Una pena y una vergüenza para todo occidente.
Al hilo de esta realidad llega también a mi memoria otro tipo de talibanes ideológicos, la Santa Inquisición de por estas tierras, que hace justo ahora 10 años me anuló una militancia política socialista, un carnet que jamás me debió ser arrebatado.
Eso me impide ahora participar en la refundación de Izquierda Socialista con la que colaboré durante muchos años siendo partícipe de momentos históricos, prevista a través de su Asamblea del próximo 11 de septiembre. La seguiré desde la distancia con tristeza y añoranza, pero con mi apoyo.
Ojalá IS, a la deriva demasiados años, vuelva a recuperar el lugar en la izquierda del PSOE tan necesario en estos instantes.
Talibanes crueles los militares, esterilizantes los ideológicos. Mala hierba, mala gente. A este mundo le queda un telediario y aseguro que no es ser agorero.
Veremos…
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