El deporte es fundamental en nuestras vidas. Evitar el sedentarismo no solo proporciona una mejor salud a lo largo de nuestra vida. También conlleva generalmente un menor gasto público en sanidad.
Porque, practicar algún tipo de deporte, permite alcanzar el tan deseado envejecimiento activo. ¿Por qué entonces no se invierte lo necesario en el deporte base?
Por mi experiencia, en el fútbol base, hay grandes dificultades para obtener recursos con los que ofrecer una formación de calidad. La simple compra de material deportivo suficiente y digno es ya toda una aventura.
La gran mayoría de los clubes se afanan por buscar pequeños patrocinadores con los que poder sacar adelante la temporada. Porque hay muchos gastos que sufragar: tramitación de fichas, desplazamientos, arbitrajes, compra de material para entrenamientos y partidos, alquiler de instalaciones...
Invertir en deporte es hacerlo en salud, en bienestar. Estamos hartos de quejarnos de que en la actualidad, los más jóvenes se enganchan desde pequeños al teléfono móvil o a los videojuegos. Pero no dejamos de encontrar trabas para que puedan practicar alguna modalidad deportiva.
En muchos casos, aunque las cosas han ido mejorando con el paso del tiempo, hay falta de instalaciones. Afortunada ha de sentirse la entidad deportiva que cuenta con un campo de entrenamiento propio, en el caso del fútbol.
Esto le permitirá no tener que hacer encaje de bolillos para cuadrar horarios y poder entrenar decentemente. Ni depender de repartos de campos que luego provocan que durante algunas horas haya terrenos de juego vacíos mientras hay equipos que quieren usarlos y no pueden por las cuotas, cupos o como quiera llamarse. La culpa es de todos y de nadie. Pero no se trata de buscar responsables, porque mientras lo hacemos, la consecuencia es que dejamos a muchos jóvenes sin practicar deporte. ¿Seguro que no hay solución?
Invertir en deporte es hacerlo en imagen. Benditas las empresas -da igual el tamaño- que dan el paso para apoyar el fútbol, el baloncesto, el tenis de mesa o cualquier otro deporte. Sobre todo si lo hacen en el deporte de cantera.
No hay mejor inversión que hacerlo en pro de permitir a miles de jugadores disfrutar con el juego que los hace felices. Porque una firma que apoya a un club sabe que está llamando la atención de muchas familias que son potenciales clientes.
Cuando nos demos cuenta de que garantizar desde lo público y lo privado una práctica deportiva de calidad y digna para la juventud no es un gasto, sino una inversión a largo plazo, quizás las cosas vayan un poco mejor.
En gran parte de los casos, los jóvenes que practican deporte hoy serán adultos con una calidad de vida generalmente buena. ¿Y si lo intentamos?