El año pasado, la industria armamentística en el mundo batió su récord histórico. Según el informe del SIPRI (Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo) en el 2019 se destinaron 1,917 billones de dólares a compras de armamento. El gasto militar global de 2019 fue un 7,2% más elevado que el de 2010, corroborando la tendencia de crecimiento de los últimos 10 años.
El gasto, concluye el informe, crece por cuarto año consecutivo y registra el mayor incremento en la última década.
Los cinco países con más gasto fueron Estados Unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudí. Más de la mitad del gasto militar mundial está en manos de países de la OTAN (nada menos que 1,035 billones de dólares).
En España la tendencia al alza en el porcentaje de los presupuestos del Estado invertido en gasto militar se ve claramente si analizamos los años desde el 2013 al 2018. En 2013 el porcentaje era de un 5,74 y en 2018 llega a un 6,08. Lo que supone un 1,67 % del PIB.
Según el último informe, en el que también ha participado el Centro Delàs de Estudios por la Paz, en tiempos de coronavirus el gasto militar mundial se dispara y alcanza los 20.050 millones en España, lo que supone más de 55 millones diarios.
La cifra es brutal, pero se incrementa si nos acogemos a la publicación, partida por partida, del blog del Grupo Antimilitarista Tortuga. Nada menos que 31.830,82 millones de euros (más del 2% del PIB), si se cuenta el gasto militar oculto en diversas dotaciones ajenas al Ministerio de Defensa que se esconden en los presupuestos y que alcanzan a 10 ministerios de los existentes, a las clases pasivas y a organismos autónomos, así como a otros entes públicos.
En la actual crisis sanitaria varios ministerios en el Estado español están viéndose constantemente afectados con desviaciones presupuestarias, mientras que la totalidad del gasto militar permanecerá inalterable a restricción alguna a sus fines bélicos.
Desde la APDHA nos hemos unido a la campaña de acción global contra el gasto militar (GDAMS) a favor de invertir el gasto militar en sanidad, con una notable aceptación.
Este año los Días de Acción sobre Gasto Militar (GDAMS) tendrán lugar del 10 de abril al 9 de mayo Este periodo especial de acciones es parte de la campaña del International Peace Bureau (IPB) que coordina el Centre Delàs y que tiene por objetivo demandar importantes recortes del gasto militar mundial y la redirección de estos fondos públicos a atender las verdaderas necesidades humanas .
La pandemia del Covid-19 nos ha mostrado dónde están y dónde deberían estar nuestras prioridades como sociedad. Este brutal ataque a la seguridad de las personas en todo el mundo desacredita los niveles de gasto militar mundiales y pone en evidencia el sangrante derroche y pérdida de oportunidades que suponen. Lo que el mundo necesita ahora es centrar sus esfuerzos en amenazas vitales a la seguridad: condiciones de vida saludable, lo que necesariamente lleva a sociedades más justas, verdes y pacíficas. Cuando una minoría de la población mundial decide financiar los preparativos de la guerra, perdemos la oportunidad de dotar de recursos a las políticas que se enfrenten a las verdaderas amenazas a nuestra seguridad.
Una crisis como esta sólo puede ser afrontada con atención sanitaria y otras actividades dedicadas al sostenimiento de la vida, no con equipamiento y efectivos dedicados a la guerra.
El hecho de que activos militares estén siendo utilizados durante esta emergencia puede llevar a malentendidos: esto no justifica su desorbitado presupuesto, ni significa que sean ellos quienes están resolviendo esta crisis. Nos muestra más bien lo contrario: necesitamos menos soldados, cazas, tanques y portaaviones, y más personal médico, personal de enfermería, ambulancias y hospitales. Desde hace décadas nos hemos equivocado en nuestras prioridades, es momento de (re)considerar cómo el gasto militar ha supuesto una enorme cantidad de recursos públicos en pro de una falsa noción de seguridad que nada tiene que ver con las necesidades de las personas ni con sus derechos a sanidad, educación, vivienda y otros servicios sociales esenciales.
Esta pandemia nos demuestra que necesitamos una estrategia de defensa integral frente a la totalidad de las agresiones provenientes de la globalización neoliberal en quiebra, necesitamos un plan estratégico nacional que abarque: salud pública, soberanía alimentaria y soberanía energética.
Nos demuestra sobradamente que hemos de cambiar los conceptos de “Defensa” y “Seguridad”. Las políticas a implantar tienen que reconvertir sus conceptos, sus acciones y sus prioridades. Por eso invirtamos el gasto militar en sanidad, invirtamos la actual tendencia de los gobiernos.
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