Mitin reciente de Unidas Podemos en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
Mitin reciente de Unidas Podemos en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA

La campaña de demolición orquestada por el Kent de la política española y pensada por Iván Redondo ha sido todo un fiasco. La búsqueda denodada de un contexto temporal en el que se ponían en la marmita electoralista ingredientes tan explosivos, como la sentencia del procés, el desalojo del dictador de su granítico sarcófago, el crecimiento en la popularidad del partido fascista y las elecciones, han sido un ejemplo histórico de irresponsabilidad y ceguera.

El PSOE buscaba alzarse con un techo electoral cercano a los 135 o 140 diputados. Para ello era imprescindible golpear a Podemos de manera impenitente, como ya se ha visto, a fin de debilitar su alternativa por la izquierda y absorber la sangría de votos morados. La estrategia contaba, además, con un alto nivel de abstención que, según los cálculos de Tezanos y compañía, afectaría de manera más pronunciada al partido morado. La maniobra se completaba a través del reflejo, en los medios próximos al PSOE, de aquellas escisiones que venían a demostrar el cuarteamiento de Podemos, otorgando a Más País un protagonismo que en absoluto guardaba relación con su pujanza real, como los datos han terminado demostrando. Pues bien, Podemos ha resistido. Lo ha hecho con gran sufrimiento y no pocas pérdidas, pero sin sucumbir ni dejarse acorralar en la marginalidad.

Podemos ha aguantado gracias a cientos de miles de votos, gracias a infinidad de apoyos críticos, que siguen clamando por la reconstrucción de un espacio del cambio que sea más inclusivo y menos tóxico. Un espacio en el que haya más ilusión y menos clanes. Más debate y menos rodillos.

La pérdida de siete escaños por parte de Podemos, debería servir, para que de una vez por todas comenzaran a producirse cambios ciertos en el seno mismo de esta formación: democracia territorial, estructura de partido, procesos participativos, modos transversales de trabajar, alejándose de las lógicas de clanes y fracciones.

La necesidad social debe vertebrar el sentido de Podemos. Podemos gana cuando se abre, y pierde cuando entra en modo implosivo. Podemos es más necesario que nunca si es capaz de crecer y madurar. El fascismo viene contenido en la niebla de la próxima recaída económica. Nadie sobrará para resistir el próximo invierno.

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