Nunca vi con buenos ojos que cualquier hijo de vecino pueda ir con un arma por la calle, pero que EEUU vaya a dar luz verde de nuevo a que los enfermos mentales puedan acceder a ellas me parece de chiste. Inmediatamente compruebo que un grupo de 35 psiquiatras —también parece que a éste quiere tumbarlo el Ibex— ha firmado un manifiesto alertando de la inestabilidad mental de Donald Trump. La pregunta es clara: si George Bush hijo era algo así como un paleto ignorante de la América profunda, ¿no estaremos ahora ante uno de los secuaces del Joker, que sacaba para su banda de asesinos a los reclusos de Arkham, el manicomio de Gotham City? Recordemos que el discurso de Donald de investidura estaba calcado, en parte, de Bane, el malo de la tercera parte del Batman de la trilogía de Cristopher Nolan.
Y es que todo huele a inestabilidad y caos desde que el díscolo republicano del tupé amarillo oxigenado accedió a la presidencia del país más poderoso del mundo. Siempre se ha jugado con las palabras asociadas a la terminología psiquiátrica cuando se habla del orden mundial. Ya saben: un mundo bipolar, esquizofrenia, neurosis armamentística y un largo etcétera. Lo que hasta ahora parecía simple exageración se está convirtiendo en realidad palpable y eso da miedo.
La Asociación Americana del Rifle ya puede estar de enhorabuena, aunque si lo piensan bien en un mundo dividido entre islamistas fanáticos y occidentales mojigatos —por no volver a utilizar aquello de bipolar— lo que nos hacía falta a todos eran nuevas matanzas como la del colegio Newtown en Connecticut en 2012, cuando fallecieron veinte niños y seis profesores. Volviendo al caballero oscuro u hombre murciélago, tal y como le espeta a Bruce Wayne su criado y mentor, Alfred, "hay hombres que solo quieren ver arder el mundo". Que se lo digan a los mexicanos.
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