A Juan Sánchez, al teatro

Juan fue un artista, un actor, un poeta, y el mayor homenaje que se le puede hacer es leerlo, escucharlo, verlo vivo en escena

Casto Sánchez

Profesor jubilado

Juan Sánchez, Juan de la Zaranda, en un retrato de Gutiérrez y Tamayo.
Juan Sánchez, Juan de la Zaranda, en un retrato de Gutiérrez y Tamayo.

Creo que fue Alfredo Pérez Rubalcaba el que dijo que“en España enterramos muy bien”. Probablemente sea cierto, pero en Jerez parece que no sabemos hacerlo, sobre todo si se trata de quienes ejercieron de heterodoxos.

El pasado sábado se presentaba en Jerez el libro póstumo de Juan Sánchez, Juan de La Zaranda, en un merecidísimo homenaje a los diez años de su fallecimiento. Juan es uno de esos heterodoxos a los que no dimos homenaje en vida en nuestra ciudad, y bien que se lo merecía. Juan de La Zaranda, en mi opinión, ha dejado una huella profunda en las formas de concebir el arte dramático en Jerez, formas que son la base de La Zaranda, probablemente el proyecto cultural que durante un periodo prolongado más repercusión internacional ha tenido de los nacidos en nuestra ciudad.

Juan bebía en esa tradición hispánica del claroscuro, de las pinturas negras de Goya, del Valle-Inclán más dantesco, del mundo del flamenco de Jerez, “al principio fue el compás, y el compás se hizo verbo y habitó entre nosotros”. Juan amaba el teatro desde que llevaba pantalones cortos, desde aquellos años del Grupo Bohemios y en los que se hacía, hacíamos, teatro experimental en el Instituto Coloma. No pude estar el sábado en los Claustros, por razones que no vienen al caso, pero quiero manifestar mi adhesión a ese reconocimiento póstumo y mi felicitación a quienes lo hicieron posible. Juan fue un artista, un actor, un poeta, y el mayor homenaje que se le puede hacer es leerlo, escucharlo, verlo vivo en escena.

No quiero terminar sin mencionar dos nombres de dos heterodoxos del mundo del teatro de nuestra ciudad que tampoco han tenido el reconocimiento que se merecían, Perico Cómez y Carlos Luis Aladro. Perico introdujo a Jerez en el teatro independiente que tanta importancia tuvo en España en la década de los 70 y 80 del siglo pasado. Carlos, además de recuperar la Tía Norica, nos trajo el color, la luz, con un concepto distinto del espacio escénico. Esperemos que no nos ocurra lo mismo con Juanma Benito, artífice de La gotera de Lazotea y de su taller de títeres, que bien se merece el reconocimiento de su ciudad a su intensa y valiente trayectoria personal.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído