La lucha política a través de una duna

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Los vecinos de Paloma Baja, en Tarifa, viven continuamente pendientes de los temporales de Levante. Si arrecia con fuerza, algo habitual y por lo que el municipio es tan conocido internacionalmente, corren el riesgo de quedar aislados, ya que la única salida que tienen es una carretera (la A-2325) que conecta con la N-340 y que con ese viento queda sepultada por la arena de la cercana duna de Valdevaqueros. A principios de esta semana, la delegación territorial de Fomento de la Junta de Andalucía, que tiene la competencia sobre la carretera al ser de su propiedad, ha retirado la arena provocando una imagen que no es la más habitual, y es que desde la A-2325 se vea el mar, tapado por la duna en circunstancias normales.

Esta operación se suele realizar cada año pero, aunque ahora no lo parezca, en unos meses el viento volverá a poner las cosas en su sitio. Para desesperación de los vecinos y diversión de los turistas, que no dejan de fotografiarse junto a la impresionante duna. Las dos caras de la moneda. Para los vecinos es una situación desesperante, y no es para menos. Si se produce una emergencia y la duna bloquea la carretera, no hay manera de salir hacia la N-340. Desde hace años, Junta y Gobierno de España discuten repetidamente para determinar quién debe retirar la arena, algo que, por otra parte, han hecho los dos.

Porque la carretera depende del gobierno autonómico, pero la duna es competencia de la Demarcación de Costas de Andalucía Atlántico, dependiente del Ministerio de Alimentación, Pesca, Agricultura y Medio Ambiente (Mapama). Junta y Gobierno central arrojándose arena a los ojos. Nada nuevo bajo el sol, a pesar de la impostada lealtad institucional pregonada por algún dirigente provincial y regional. Con el ánimo de aportar soluciones, en el año 2014 se le encargó un informe al catedrático del Grupo de Investigación de Dinámica de Flujos Ambientales de la Universidad de Granada Miguel Losada, quien señaló, muchos meses después, cinco posibles alternativas. Finalmente, la Junta de Andalucía se decidió por la construcción de una carretera alternativa, basándose en parte en las indicaciones aportadas en el informe Losada.

Los vecinos, como digo, llevan sufriendo esta situación desde hace prácticamente veinte años y ya han oído muchas promesas que, de momento, no se han llevado a cabo. Parece que esta vez hay algo más visible, susceptible de convertirse en realidad. Vamos a ser positivos y dar un voto de confianza. Pero, ¿por qué no se ha hecho antes?

Una solución ya adelantada en 2014

Quien esto escribe trabajó durante cinco años como periodista en la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, con Javier de Torre como subdelegado, quien ya apuntaba en febrero de 2014 que la retirada de arena "es una medida transitoria. Por ello el Gobierno, a través de la empresa Tragsa, planteó a la comunidad autónoma la posibilidad de crear una vía alternativa de evacuación y emergencia que requeriría una inversión cercana a los 420.000 euros, mucho más asequible a otros proyectos como el túnel o el paso elevado. Pero es la Junta de Andalucía, como titular de la carretera que es, quien tiene que concretar las soluciones”.

El subdelegado, para justificar esta propuesta, se basaba en un informe de la Demarcación de Costas realizado en 2010, así que hablamos ya de hace ocho años. Tantas reuniones que acababan en discusiones de los políticos y desesperanza de los vecinos, tantos comunicados reclamando hechos y no palabras, tantos informes y tantas veces la carretera bloqueada para, finalmente, acogerse a una solución ya planteada años atrás.

Este es un claro ejemplo del mal que hace a los ciudadanos las luchas entre administraciones gobernadas por distintos partidos políticos. ¿Hacía falta prácticamente una década para que la Junta concluyera que la solución más adecuada, impacto medioambiental incluido, es construir una vía alternativa? ¿Se trataba solamente de anotarse el tanto? Tiempo perdido, me temo. Por suerte, no se ha producido ninguna desgracia, aunque los vecinos de Paloma Baja sí que han sufrido muchas incomodidades por ver cómo la arena invadía, poco a poco, el trazado de la carretera. Espero que ese sufrimiento tenga los días contados. Se lo merecen.

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