Cuando Juan Espadas consiguió ser secretario general del PSOE de Andalucía, en detrimento de Susana Díaz, era alcalde de Sevilla. Parece que ha pasado un siglo pero fue anteayer como el que dice, verano de 2021. Curiosamente, el primer adversario que se barajó desde Ferraz para apartar a la otrora archienemiga de Pedro Sánchez era también jienense. Pero Felipe Sicilia, que así se llamaba, acabó en la foto a la derecha de Espadas, coordinando aquel primer equipo que luego fue recomponiéndose año tras año.
Tres años y medio después, la historia parece repetirse. Otro jienense es el que se ha fijado, por recomendación de Ferraz, para relevar al propio Espadas —al que nadie le ha dicho por ahora que dé un paso al lado—, mientras la alternativa real que decidirá la militancia de Andalucía, la que tendrá la última palabra, parece que pudiera ir por otro lado.
Si el runrún sobre Juanfran Serrano, muñidor de la ‘operación Jaén’ y joven fontanero de Santos Cerdán, secretario de Organización y mano derecha de Pedro Sánchez, ha subido decibelios, a nivel de experiencia, prestigio, proyección, vitola de persona de consenso y cargo institucional potente —con el peso que Espadas tenía en 2021 como alcalde de la capital andaluza— solo hay un nombre de Ayamonte a Pulpí: Javier Fernández de los Ríos Torres.
Es presidente de la Diputación de Sevilla por aplastante consenso desde el verano de 2023, cuenta en su hoja de servicio con cinco mayorías absolutas en el pujante municipio de La Rinconada y es secretario general de la agrupación más potente de la federación más potente del socialismo en España: Sevilla. Sin ella, no habrá lista de consenso con vistas al congreso regional que albergará Armilla el próximo mes de febrero.
El comité director que se celebra este viernes en Jaén, donde acuden sus 420 miembros para activar la maquinaria congresual a nivel regional y en las provincias no parece que vaya a avanzar mucho sobre nombres o grandes consensos para evitar las primarias, pero sí reflejará, aseguran fuentes del PSOE-A aludiendo al partido en Sevilla, que "el Real Madrid siempre sale a ganar la Champions".
Esto significa que especialmente Jaén y Sevilla, las dos potencias actuales del socialismo andaluz, tendrán que ponerse de acuerdo si quieren evitar la lucha fratricida. Si no hay acuerdo, las precandidaturas se harán públicas del 7 al 10 de enero y las votaciones antes del congreso de Armilla (22 y 23 de febrero) serán el 1 de febrero.
El PSOE, reflexionaba el propio Javier Fernández en una entrevista con lavozdelsur.es en mayo pasado, "tiene que poner toda su maquinaria en marcha para las elecciones de 2026. Vamos a llegar a las autonómicas del 2026 y vamos a salir a ganar. Si un socialista se presenta, se presenta para intentar ganar. Y vamos a intentar ganar, claro. Solamente el que cree que puede ganar es el que gana". El barómetro del Centra, el llamado CIS andaluz por sus detractores (que dudan de su cocina), refleja ahora una diferencia de 22 puntos entre el PP de Juanma y un PSOE aún por definir su liderazgo.
Cierto es que Espadas ha protagonizado una ardua travesía en el desierto, siendo por primera vez oposición tras casi cuatro décadas de hegemonía socialista en la comunidad más poblada de España, y que ha hecho todo lo posible por recomponer un partido en franca balcanización, pero es raro un socialista al que se le pregunte ahora y que no pida un cambio de rumbo para "salir a ganar, no a mejorar resultados o arañar".
¿Y si todos los caminos llevasen a Javier Fernández? "El partido no puede ser un instrumento de ambiciones personales sino que el candidato que dé el paso debe hacerlo en nombre del PSOE y no como un proyecto personal", reivindicaba Espadas en mayo de 2021, en un acto de lanzamiento de aquellas primarias para la Secretaría General celebrado en Dos Hermanas, el gran feudo socialista de Sevilla, la cuna del toscanismo desde donde Pedro Sánchez propulsó su llegada a la Secretaría General del PSOE y, luego, a la Moncloa.
"No hay otro como Javier en este momento, es capaz de aglutinar, no da órdenes a los suyos, da instrucciones, y genera confianza por donde pisa", aseguran a este periódico voces destacadas del socialismo andaluz. Quienes piensan que no es el momento de Javier Fernández es porque precisamente no hace tanto le preguntaron sobre su futuro y él, tan discreto y aparentemente poco ambicioso, replicó: no es el momento.
Su lealtad a Espadas ha sido y es inquebrantable, no saldrá de su boca una mala palabra, pero si el partido está pidiendo cambio para intentar reagrupar a la militancia en torno a un liderazgo rotundo y, dentro de dos años, intentar con más garantías la reconquista en Andalucía, "ese camino puede liderarlo Javier". "En Andalucía, tenemos que ilusionar a la gente y contar las debilidades del PP”, decía Javier Fernández en esa misma entrevista. En palabras de un destacado y veterano socialista gaditano que hace poco le escuchó una intervención en directo, "hoy en día se habla mucho y se dice poco en política, pero Javier habla y dice cosas porque sabe de lo que habla".
Nacido en La Rinconada en 1972, diplomado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Sevilla, casado y con un hijo, Javier Fernández se levanta a las cinco de la mañana sin despertador y uno de sus mantras es "me ha ido siempre bien sin tener prisa". Algo, aparentemente, incompatible con la política actual, que viaja a la velocidad de la luz. Sea como fuere, sea quien sea el nuevo líder del socialismo andaluz, "lo más importante es poner fin al ciclo perverso de primarias y posterior revanchismo. Un ciclo que hay que superar desde la unidad y el consenso", señala a este periódico otro dirigente provincial, a propósito de la que se avecina.