Muchos son los comentarios que se están vertiendo por redes en torno al borrador de la Ley Trans presentado por Unidas Podemos. Muchas controversias, muchas fricciones. Cada día que pasa puedes leer cualquier tipo de aclaraciones de cualquier índole ante esta cuestión, a las personas trans nos falta escuchar ya la docta opinión al respecto de la Asociación de Cazadores de algún pueblo de la Sierra de Huelva, ya que parece todo el mundo sabe lo que necesitamos, menos nosotros que somos los que nunca solemos encontrarnos.
Esto se debe a las dificultades para poder desarrollarnos como profesionales, como amigos, como amantes, como estudiantes, y es lo que hace que muchas veces nos encontremos ocultos, por miedo. Miedo al que te miren, miedo a que te juzguen, miedo a que la próxima agresión, física o verbal, sea a ti, ya que como confirma el borrador presentado, más del 70% de las personas trans manifiestan haber sufrido algún tipo de agresión y la OIT ya ha cerciorado el dato que el desempleo en las personas trans se encuentra en torno a un 75%, nada más y nada menos.
Y es que la expresión de lo que somos, es una necesidad, no un deseo, y dicha necesidad es la que está dando lugar al reconocimiento de nuestros derechos, ¡ojo!, a nivel estatal porque a nivel andaluz, durante los años de Gobierno del partido socialista, por ejemplo, se aprobó una ley mucho más avanzada de la que tenemos en estos momentos a nivel estatal.
Es un hecho que en Andalucía, con presentarte al centro de salud asignado, e indicarles que eres trans y que necesitas que cambien tu nombre y tu género, lo realizan de forma automática, sin necesidad de presentar ningún informe, porque básicamente nosotres no necesitamos a nadie que certifique nuestra identidad, ni que nos tutele. Ni un médico, ni una jueza.
Más de once comunidades autónomas tienen recogido ya este derecho, reconocido y avalado por la OMS, que recomienda la despsiquiatrización de nuestras identidades así como las estrategias para la Igualdad de las personas LGTBI 2020-2025 publicadas por la Unión Europea. Lo único que necesitamos es ese marco legal estatal que regularice nuestros derechos.
Hace poco compartimos debate con Tina Recio, mujer activista trans catalana, y ellas nos aconsejaba una idea, que a mí no ha dejado de resonar: no se debe de entrar a debatir cuando lo que existe es perversión y (añado) una falta de empatía sin igual, dejadlas hablar, y sin más, desaparecer, porque no es cierto que el feminismo no se encuentre de nuestro lado, ni es cierto que los partidos políticos más considerados de izquierdas sean tránsfobos.
Lo único que existe, y esto ya lo pienso yo a nivel más personal porque desgraciadamente lo he experimentado, es o bien la necesidad de una infinidad de me gustas en cualquier red social o un aplauso por lo formada que te encuentras en el espacio de turno que lo están debatiendo, básicamente por ser algo y alimentar el ego, en algunos momentos, muy dañado.
Y es que cuando se cuestiona, por ejemplo, el no acceso al deporte por parte de las mujeres trans, en el fondo lo único que existe es que esa persona no te ve como una mujer, ya que la identidad del hombre trans, por parte de esas personas, ni siquiera la contempla, y de la misma forma estaríamos en desventaja respecto al hombre cis, si nos centramos en ese pobre argumentario.
Las identidades trans son una condición relativa a la salud sexual, no se trata de ningún trastorno, ni de ninguna enfermedad, y la Ley aporta garantías para proteger a la mujer de la violencia machista, para que nadie pueda fingir ser une de les nuestres. Desde Género Sentido, Asociación de Personas Trans de Huelva, os trasladamos que nos encontramos deseosos de que se apruebe la Ley, porque tenemos la esperanza de que dicha aprobación signifique lo mismo que ocurrió con la unión civil entre personas del mismo sexo: cambiar el paradigma de lo que es ser trans para la sociedad.
¡Porque como decía Carla Antonelli... las personas trans no somos ningún peligro para 47 millones de españoles y españolas!
Lucas Alcázar, hombre trans, cofundador de Género Sentido.