Los asesinos de la radio local

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

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Las estrellas han matado la radio local. Por eso me pongo de los nervios cuando veo el mal uso que han hecho y hacen ayuntamientos como el de Jerez y Cádiz de sus emisoras municipales. Tienen recursos y tiempo, mucho tiempo de emisión. Y no lo digo por los actuales gobiernos sino por los anteriores. Si quisieran, cuestión de voluntad política, cada una de ellas podria ser un hervidero de iniciativas, de música, de historias. Y por falta de periodistas, o comunicadores, no será en el caso de Jerez. La tira, oiga usted. Con que cada uno que trabaja para la estructura municipal hiciera un programa multimedia la parrilla estaría a tope, con coste cero (gran detalle). Bueno no doy más ideas, que se las apropian gratis.

Yo quiero información local, porque yo estoy harto de radiofórmulas y estrellas que han acabado convirtiendo las emisoras en postes repetidores. Habría que revisar una a una todas las licencias, ver si cumplen la ley, los requisitos bajo las que fueron concedidas y luego depurar responsabilidades, sin miedo. Yo quiero dar los buenos días a Jerez con unas bulerías o un viejo rock & roll, dando las noticias como lo hice en los buenos tiempos de Radio Popular, Radio Jerez (si les contara), con energía y música. Pero ahora no hay casi tiempo para los de la tierra.  Y hay mucho miedo. Y encima las arcas públicas están a dos velas, así que o patrocinan o trabajas a precio de saldo. Y no.

De todas formas no crean que todos son asesinos de la radio local. Hay algunos a los que salvo porque sus programas consiguen lo que necesito, un bálsamo, cachondeo, música y buena información. Cuantas buenas tardes estos meses atrás escuchando a Carles Francino en La Ventana y a Javier del Pino los fines de semana. La radio, ay la puta radio que me gusta, aquella SER que acojonaba a políticos de baja estofa, a veces sobresale en la actual y entonces la velocidad me puede, me voy a las redes, a la web, al escenario de internet, a presenciar la obra, sus personajes, dramas o sainetes. Joder que estrés. Droga dura sin limitaciones. Consuman buena radio, por favor.

Os dejo, me espera Maggie May, en versiones de M-Clan y de Rod Stewart. Fue uno de los primeros discos que pude comprar, fue en una tienda de la calle Francos, Suinve. Ahora solo tengo que ir a Spotify, buscar el último disco de los chicos de Carlos Tarque o del viejo y adorable Rod, cascos y a escribir, mi deporte favorito. Nada es seguro en los tiempos que corren, con lo que a disfrutar todo lo que se puede y a apartar sin contemplaciones a los personajes tóxicos, esa casta maldita de impresentables que te desvía de tu objetivo vital: amar y ser feliz, hasta donde se puede. Times waits for no one.
 

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