Depende del interlocutor

Diría que a todos los que tienen el mal hábito de pensar y procurar tener una opinión propia sobre las cosas es inevitable que antes o después les caiga lo de ‘facha’… o lo de ‘rojo’, depende…

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Depende del interlocutor. Abascal, líder de Vox, en un acto reciente en la calle Doña Blanca de Jerez.
Depende del interlocutor. Abascal, líder de Vox, en un acto reciente en la calle Doña Blanca de Jerez. CANDELA NÚÑEZ

Estaba ojeando (de ojo) algunas novelas en una librería de lance del centro de Jerez y fue inevitable asistir a la conversación de un habitual (se sobreentendía) con dos de los libreros. Al parecer, el día anterior, se había enzarzado en el propio local en una de esas discusiones tirando a bizantinas que a veces tienen lugar en locales de uso público, más en los bares que en las librerías, por cierto.

Al parecer, el tipo dio una opinión contraria a la de su oponente dialéctico en un tema de la actualidad política, lo que le llevó a tener que escuchar el inevitable “facha” o “fascista”, no recuerdo bien, con que bastante gente que se autosupone a sí misma (la redundancia es buscada, no es un despiste del autor) de izquierda suele ‘premiar’ a su oponente cuando no está de acuerdo con su opinión o la misma se aparta del canon (los nacionalistas son también muy dados al uso de la palabra, por cierto, pero eso da para un artículo aparte). 

Hay, ya digo, mucha gente de gatillo fácil con lo de ‘facha’ y ‘fascista’, incluso con ‘facista’, una versión reducida que ha resultado muy de mi agrado desde que la oí por primera vez, allá por los 80s: siempre le he encontrado un punto cómico, no sé, algo relacionado con la cara, como de transformismo, además de dejar entrever escasas lecturas, todo hay que decirlo.

Total, que el chaval, digamos, ‘fascista’ a su pesar, como el ‘Filomeno’ de Torrente Ballester, siguió diciendo que, en realidad, la culpa era suya, por no haber dado la razón de los tontos a su oponente… y a otra cosa, mariposa. La verdad es que sí. Así es. Hay momentos en que lo mejor es asentir levemente y volver sobre los pasos a lo que se estaba haciendo, pero claro, hay días y días y al final todos caemos.

Lo más curioso es que al día siguiente, en un conocido bar del centro, este cronista tuvo que escuchar lo de ‘rojo’ sobre su persona —auténtica némesis de lo de ‘facha’— conjetura un tanto apriorística de alguien de otra ideología si tomamos como patrón la profusión de rojigualdas en su muñeca… joder, hace como quince años que nadie me llamaba rojo, fue lo primero que pensé al oír el epíteto: si en esta ocasión el uso de la palabra fue neutral e incluso, digamos, casi amable, aquella vez estuvo acompañada por el españolísimo y aclaratorio giro ‘de mierda’, ‘rojo de mierda’, frase que se completó con algo relacionado con comer o con la merienda, algo de merendarse rojos de mierda o así. O no, esperen, fue más tipo El Quijote, algo así como “rojos de mierda a mí”, como cuando el caballero dijo aquello de “leoncitos a mí”, frase clásica del parlamentarismo español, por cierto…  

La cosa es que este cronista también tuvo que escuchar hará cosa de cuatro o cinco años que era un ‘facha’: gentileza de un tipo de IU que se jugó una leche. Diría que a todos los que tienen el mal hábito de pensar y procurar tener una opinión propia sobre las cosas es inevitable que antes o después les caiga lo de ‘facha’… o lo de ‘rojo’, depende… depende del interlocutor.

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