Llegó un momento en que había que hacer algo. Y el Ayuntamiento de Jerez, siempre a la vanguardia, ha sido valiente en tomar la decisión. El momento había llegado, estaba maduro. No tenía sentido que todo lo relacionado con las terrazas en Jerez siguiera siendo un apartado de Urbanismo. No pasa nada, el mundo está lleno de casos similares, en los que A incluía a B y con el tiempo cambiaron las tornas o al menos su nomenclatura. Un poner: también llegó un momento en que no tenía sentido que Telefónica siguiera publicitándose como tal en los medios, cuando el negocio, al menos en lo que se refiere al público, era su filial Movistar.
El Ayuntamiento, ya digo, decidió en aquel entonces que su concejalía de Urbanismo pasara a llamarse Delegación de Terrazas y Ocupación Activa de la Vía Pública, con el Urbanismo ahora relegado a su condición de simple departamento de la flamante delegación municipal. Aunque no pasa nada porque las Administraciones Públicas actualicen sus nombres a las nuevas realidades (ahí está el actual Ministerio para la Transición Ecológica o, en su día, tiempo ha, Gobernación por Interior o Guerra por Defensa) no debe pasar por alto el notable lector, la conspicua lectora, el ‘tropo’ de relaciones que produce el cambio de nombre: las terrazas han dejado de ser una materia de la que se ocupa y regula el urbanismo para convertirse en una materia que tiene al urbanismo –a Urbanismo, incluso, ya decimos- a su entera disposición en el organigrama. No es un asunto baladí, ya que la idoneidad de la terraza deja de discutirse, es un ente per se, si acaso se puede poner alguna acotación sobre el papel y la vía pública a sus términos, pero -cabe insistir- en absoluto a su existencia.
En realidad, la terraza, en muchas ciudades, no solo en Jerez, pero por supuesto en Jerez, se ha convertido –remedando el lenguaje de la izquierda woke- en algo así como en un ‘nuevo derecho’, en este caso conquistado por los hosteleros. Cuando montan un negocio ya no piensan en si les permitirán o no poner terraza, sino en cómo será. Así de simple. Y eso lo ha asumido el Ayuntamiento de Jerez de manera inmediata.
Vale, vale… En esta ciudad de toda la vida de dios ha habido terrazas, me podrá decir, con toda la razón del mundo, cualquier jerezano. Así es… pero, sin dar nombres, para contrastar su actual pujanza con tiempos no tan lejanos, en absoluto, bastaría con dar un pequeño paseo que arrancara en Cristina, donde se permiten ahora dos terrazas fijas en la calzada y en zona de aparcamiento; luego seguimos por Larga y nos topamos con un local de toda la vida que ahora tiene y nunca tuvo ni, si me apuran, se les pasó jamás por la cabeza a sus particulares propietarios que acabarían teniéndola; nos metemos en la zona peatonal y, ya me dirán, cualquier día lo que no ‘montan’ los negocios, en vez de terraza, es el local –asistimos a un nuevo ‘tropo’ ya que acabaremos viendo que del tradicional anuncio de “se vende o alquila local con terraza” se pasa a “se vende o alquila terraza con local”-, nos despistamos por las terrazas de Remedios, Algarve, Plateros, Latorre, Consistorio y llegamos, por supuesto, a la confluencia de Larga y Lancería, donde esta semana ha aparecido una especie de carpa, una acumulación de quitasoles en ‘night blue’, un jardín urbano, un vergel que podría acoger el sueño del profeta y al que solo le falta un sistema de acequias (que todo se andará).
A ver… ¿La gente no quiere volver al interior de los bares después de la pandemia? ¿O son los dueños de los bares los que no quieren que la gente vuelva al interior después de la pandemia? ¿Efectivamente, el personal nativo ha echado cuentas y llegado a la conclusión de que quitando (solo parcialmente) los meses fríos y los tórridos, en realidad, donde se está mejor es sentadito en mitad de la calle? ¿O es que se han multiplicado por la demanda turística? ¿Tanto repercute en las arcas municipales? ¿Tiene algo que ver con todo esto el mítico sueño de un futuro centro histórico lleno de azoteas con ‘Pérgolas y Piscinas’ que tuvo la alcaldesa en su día? ¿En qué medida se tienen en cuenta los derechos de vecinos y peatones?
Son preguntas que, por ahora, no tienen respuesta -excepto la última, claro está, que queda respondida por la vía de los hechos-, aunque probablemente comience a trabajar en ellas más pronto que tarde un equipo multidisciplinar de la propia delegación de Terrazas que, de momento, lo que se ha filtrado es que está trabajando en un nuevo nomenclátor que actualice toda la estructura municipal. Bienestar Social se adaptará a la ‘nueva realidad’ pasando a ser Bienestar Social en las Terrazas; también están Cultura y Fiestas Terraceras o Educación para la Terraza y Juventud… Incluso, próximamente se recuperarán nombres históricos, pero levemente modificados para los nuevos planteamientos, caso del Instituto de Promoción de la Ciudad, que pasará a ser, obviamente, el Instituto de Promoción de la Terraza. De hecho, hurgando en la papelera de alguien de este equipo multidisciplinar, hay quien asegura que se ha encontrado lo que parece ser una nueva ensoñación (o dos, en este caso): rasgado a boli se habría encontrado en un folio “Jerez de la Terraza” y, agárrense, “Terrez de la Frontera”…
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