Estamos en período electoral. ¿Elecciones en el País Vasco, en Cataluña? Bueno, sí, pero también en Sevilla. La capital andaluza decide próximamente qué quiere hacer, en cuanto a duración, con su Feria, la Feria de Abril, ni más ni menos. Hay dos opciones sobre la mesa para los sevillanos debidamente censados (por cierto, es un derecho universal, nadie debe acreditar antes su condición de ‘feriante’): o mantener los actuales ocho días, de sábado a sábado, o volver a la fórmula anterior de seis días y medio, es decir, de lunes noche a domingo.
Los pronósticos indican que podría ganar la opción de 6,5 días. De hecho, el actual alcalde, José Luis Sanz, lo llevaba en su programa electoral. Por si fuera poco, el otro día, no había sonado la primera sevillana, como el que dice, y Sanz declaró que “esto no hay ni cuerpo ni bolsillo que lo aguante”, expresión más propia ya de un jueves de Feria que del pitido inicial, todo hay que decirlo. Entonces se va a volver a votar. Se votó en su día el modelo actual y ahora se va a votar su pervivencia. Este cronista, que siempre tiene a gala estar bien documentado, ha visto en la prensa capitalina que algunos colegas de allí estiman que no sería necesaria la votación, que el PP ya lo llevaba en su programa, que lo de andar votando este tipo de cosas termina por dar mala prensa (con perdón) a Sevilla e incluso a Andalucía en su conjunto en el resto de España. Es solo una opinión, pero personalmente estimo que si se votó en su día, ahora debe desvotarse, digamos, para redondear los hechos.
Este proceso se está siguiendo con especial interés desde la muy noble y muy leal ciudad de Jerez de la Fra (Fra, por cierto, podría ser también abreviatura de la Feria, no solo de la Frontera, encaja perfectamente) ya que el invento es suyo. De Jerez. Lo de los ocho días. Claro, claro, los más jóvenes, siempre desmemoriados, siempre a sus cosas del Insta y del TikTok, tal vez no lo sepan o no lo recuerden, pero fue así. Y luego vino Sevilla, por una vez imitando a Jerez. En el caso concreto de Jerez de la Fra, en su día se vendió como un gran hallazgo lo de la Feria de sábado a sábado, en vista de que el último domingo era muy flojo y que el sábado previo mucha gente ya hacía acto de presencia en el Real, aunque estuviera sin alumbrado, más allá del de las furgonetas todavía entrando y saliendo.
¿Y si Sevilla vuelve a los 6,5 días, que hará Jerez? ¿Seguirá adelante con sus ocho ‘bizarros’ días? En realidad, casi todo el mundo comparte la opinión del alcalde sevillano, lo de que esto ‘no hay bolsillo ni cuerpo que lo aguante’, pero, como se ha señalado más arriba, no es tan apriorístico como la opinión manifestada por el señor Sanz. En Jerez, en los prolegómenos, suele ser más habitual lo de “pues no tengo yo este año muchas ganas de…” o similar, llegando incluso el que mezcla lo que antes se conocía popular o incluso vulgarmente como sexo femenino con la palabra ‘farolillos’: no tener el (mismísimo) para farolillos, expresión, por cierto, de uso unisex o unigénero, como prefieran. Ya sí, ya los jueves y viernes, cuando llegan los jerezano-madrileños con el blazer azul heredado del padre –“el blazer y los castellanos, niño, que vas a Jerez”, retumba en el barrio de Salamanca o Chamberí antes de que el mozalbete coja la puerta (ellas, guapisosis)– los residentes feriantes empiezan a pensar en que el estado de su cuenta corriente, magro, es inversamente proporcional al de sus pies (hinchados). Pero eso suele ser todo. En realidad, todos los años sin falta, días antes de cualquier feria se publican artículos apocalípticos sobre los precios, ¿y luego qué ocurre? Que la gente va igual. O a lo mejor los de Jerez van algo menos, pero los autobuses de gente de todos los puntos de la provincia e incluso del sur Sevilla están ahí, sobre todo a partir del miércoles. Gente nueva, de refresco, como se dice en el fútbol. Por los ‘caídos’ en combate. Con renovados bríos y dinerito en el bolsillo.
¿Alguien ve a la alcaldesa García-Pelayo planteándose volver a la Feria de domingo (noche) a domingo? Qué va. Pelayo está totalmente centrada en flamenquizar la Feria, al menos de día, y eso, créanme, ya es de por sí todo un empeño…