El gobierno municipal del PP está cambiando. Es como si, de alguna manera, hubiera vivido durante su primer año en una especie de felicidad que ya, a partir del octavo o décimo mes, a muchos periodistas –perdón, no pueden ser muchos por una simple razón: no los hay– empezó a parecerles un tanto ficticia. Una especie de ‘Los paraísos artificiales’ de Charles Baudelaire, aquí, en la muy noble, muy leal y por momentos idílica Jerez de la Fra.
Bien... tras formar gobierno vino la operación limpieza, en línea con la llevada a cabo en Cadi Cadi o Sevilla, y luego la alcaldesa Pelayo se lanzó a inaugurar, presentar, acudir, acoger… a demostrar, en definitiva, algo ya sabido por todos, que se trata de una estupenda relaciones públicas y que es muy buena en las distancias cortas. Con el teniente de alcaldesa, Agustín, jugando de medio centro o al frente de la sala de máquinas, para los que prefieran el símil náutico al futbolero, los delegados estaban a sus cosas sin grandes estridencias, todo en plan un tanto rollito slowly, que parece –y si lo parece da igual si lo era realmente o no– que era la impronta que Pelayo quería dar a su tercer mandato, muy lejos de la agitación que caracterizó al segundo (ERE municipal, venta de Ajemsa, etc).
Y así fueron pasando las semanas y los meses, con tranquilidad, entre otras razones porque el gran rival, el Partido Socialista, sigue con sus cosas, al navajeo interno en la modalidad ‘ropa tendida en la azotea, que se vea bien’ y tampoco había grandes nubarrones a la vista en lo que a la gestión se refiere. Este cronista recuerda haber tenido una conversación en la Feria con alguien cercano al poder, en el que de su relato parecía desprenderse que en Jerez de la Fra estábamos ante una situación asimilable a ‘El fin de la historia’, el ensayo de Francis Fukuyama sobre el horizonte (aparentemente) despejado que quedó tras la caída de la Unión Soviética… Sí, el gobierno municipal a punto de cumplir un año alcanzaba las más altas cotas de gestión slowly, un punto híspter, por momentos una ciudad en manos de Jack Kerouac, Neal Cassady o la heredera de los 'beat', Patti Smith: el carisma de Pelayo a pleno rendimiento; el PSOE a lo suyo, también a pleno rendimiento; Agustín de medio centro… a ver, ¿qué puede salir mal con este peaso ciudad, una jarra de rebujito helado de por medio y la playa a quince minutos?
“Líbrame de las aguas mansas…”, dice un refrán español. Nadie sabe qué puede haber en el fondo. Y de repente, sin que haya habido grandes movimientos, grandes vaivenes, es verdad, han aparecido problemas en lontananza… en realidad no sé el porqué del plural. El problema. Mejor aún: EL PROBLEMA. Como el lector avezado, la lectora conspicua habrá supuesto ya, no estamos hablando de otra cosa que de dinero, que puede que esté muy feo, ese peso católico que hasta los más ateos soportamos en España, pero no es otra cosa: dinero, más bien ‘la falta de…’. La ruina en la que está el Ayuntamiento de Jerez de la Fra, que debe más de mil millones de euros, una deuda no ya impagable, que lo es, claro, sino muy difícil de refinanciar.
Durante el período slowly, Pelayo tuvo una frase mítica en relación con la deuda: había que ignorarla. Gobernar en el día a día como si no existiera… Con ella Pelayo daba a entender que ya no es que el Ayuntamiento esté mermado a la hora de asumir iniciativas, sino incluso de planteárselas, es decir, la deuda no es solo física, tangible, sino que se ha convertido en una especie de estado mental que pesa hasta para hablar con otros políticos, banqueros, etc. El caso es que Pelayo lo intentó. Por ejemplo, en una especie de ‘sí es sí’, ‘venga, sí,’ o ‘aquí no estamos por incomodar’ le ha dicho que sí a buena parte de los temas económicos que se le han planteado o estaban pendientes en relación con la Policía Local, Comujesa, complementos en la estructura municipal… dinero, en definitiva, que compromete seriamente los compromisos económicos de un Ayuntamiento, como el de Jerez de la Fra que, de facto, está intervenido por el Ministerio de Hacienda. Así que ahora toca subir los impuestos para recaudar 4,3 millones más al año, cuando Pelayo hizo bandera de no subirlos en su candidatura...
Con el problema económico y el impacto social que puede tener la subida impositiva, es evidente que la gestión del PP ha entrado en otra fase y el propio gobierno municipal es plenamente consciente de ello, con los refuerzos que acaba de acometer al dotarse, por ejemplo, de un nuevo director de comunicación o de una jefa de gabinete de Alcaldía, como tal.
Sin dinero y con una causa, la Capitalidad Cultural Europea 2031 tiñendo desde ahora toda la gestión –una jugada de manual, la de fijar un objetivo prioritario y, digamos, que pueda ser ilusionante si vienen curvas–, Pelayo y su equipo refuerzan posiciones por lo que pueda pasar. Aún no tenemos adjetivo para la etapa que comienza, pero es evidente que el rollito slowly, el fin de la historia y los paraísos artificiales son ya cosa del pasado...