Perdido en el supermercado

Mis compras suelen ser pequeñas. A no ser que coja aceite o alguna buena botella de vino o espirituoso, difícilmente paso de los 12, 15 euros… pero son varios 8, 10, 15 euros semanales

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Un trabajador corta jamón en un supermercado.
Un trabajador corta jamón en un supermercado. MANU GARCÍA

Esto va a ser lo que se llama un artículo personal, una especie de testimonio, como los de las iglesias evangelistas o así. Lo digo por si alguien tiene cosas imperiosas que hacer, como ir a lavar el coche, tirar el vidrio reciclado o, simple y llanamente, salir de cañas. Están advertidos. Veo –les voy diciendo- que ha saltado a los medios de comunicación un asunto que lleva varias semanas en las redes sociales, como es el de cómo (de mal) se están comportando las grandes cadenas de distribución en el período de inflación que estamos viviendo. Si la furia se concentra principalmente en la gran marca valenciana –incluso el señor propietario ha salido a defenderse- yo les voy a hablar de mis pequeñas cosas.

En mi rutina, lo habitual es que mi pareja haga la compra semanal el sábado y yo vaya dos o tres veces a otro comercio a por esas pequeñas cosas. No les digo donde va o deja de ir porque ya les he advertido que este es un artículo personal, aquí no hemos venido a hacer terapia (y menos de pareja). El caso es que para eso que se suele llamar los olvidos, mis ‘cozitas’ y el pan, suelo ir a la cadena que en sus anuncios da la tabarra con una versión tirando a odiosa del ‘Daddy Cool’ de Boney M, aquel grupo bizarrísimo de los años 70. “Si quieres ahorrar a full, vente pa…” y ahí va el nombre de dicha cadena, en una rima un tanto forzada del “ull” y el “ur” (escrito “our”), como si la estuviera pronunciando un chino de palo de esos que se suponía que hablaban con la ‘l’ o un cantante actual después de una sobredosis de autotune… Total, todo esto para que al final les desvele que la gente mayor de Jerez de la Fra sigue llamado a este comercio, unos más bien en broma, otros más bien en serio, Simago, imperturbables al paso del tiempo y a los avatares del capitalismo.

Mis compras suelen ser pequeñas. A no ser que coja aceite o alguna buena botella de vino o espirituoso, difícilmente paso de los 12, 15 euros… pero son varios 8, 10, 15 euros semanales. No soy de la gente que mira y remira los precios, con mirar vale.

Ya, ya, ya sé lo que están esperando: una lista profusa y bien documentada de precios de equis productos en una serie de tiempo. Siento decirlo ya: no soy su hombre CIS para esto. Soy ordenado a mi manera, pero tengo un problema, no soy constante, soy más bien de arrebatos, pequeños, pero arrebatos. En definitiva, no puedo darles información de la buena más allá de unos cuantos productos de primera necesidad. 

Por ejemplo, como cliente, debo decir que la barra de pan, tras años estable en 40 céntimos, subió hace unos meses a 45 y ahora, tras la reducción del IVA, la barra de 250 gramos ha bajado de esos 45 céntimos a 47. Paradójico que algo que baja, suba, sobre todo si nos dicen que ha bajado, pero ya nos advirtieron de que estas cosas podían ocurrir, George Orwell fue de los primeros en hacerlo al anunciar el doble lenguaje. Con todo, este no es el problema. Aparte de la barra normal, está la baguette, que después de años a 50 céntimos, pasó a 55 y el último mes ha bajado también ‘afortunadamente’ de 55 a 57. Pero allá va una cosa que me mosquea más: en lo que va de mes son contadas las ocasiones en que he podido comprar la barra, casi siempre que voy a este comercio –habitualmente al mediodía- resulta que no hay, así que tengo la opción de coger la bolsa de tres –que ya les digo yo que no, que pa’ que- o terminar comprando la baguette. Incluso olvidándome de aquellos añorados 40 céntimos, lo cierto es que, si cojo el pan en este comercio, entre unas cosas y otras, entre ‘bajadas’ de precios y prácticas discutibles, estoy pagando como un 25% más que hace cosa de un mes (por supuesto, asumo que la culpa es mía, por comprar el pan en un local así… pero, al fin, poco panero y algo dado a la molicie, lo hago cuando mascullo que en casa hay de comer algo con salsa). 

Hablemos un poco de hortalizas, tema siempre interesantísimo. La lechuga también ha bajado de 75 a 91 céntimos este mes (los tomates, por cierto, han bajado de verdad, todo hay que decirlo)… y ya, ya no hay más comentarios para las hortalizas, hala, ‘despachás’, así que vamos con el alcohol, que seguro que es lo que estaban esperando, que les voy conociendo. Por ejemplo, una marca B de cerveza andaluza parece que cotiza en la Bolsa: en nada subió la lata de 41 a 44 y luego a 48, y ahora parece que se ha estabilizado en 45 (siempre en céntimos).

Cuestión aparte merece otra marca de cerveza que honra el santoral: durante 2022 estuvo muy a menudo en oferta al imbatible precio de 1 euro el litro, y ahora ves cómo esas botellas van almacenando polvo desde que están a 1,71 euros… que para mí que es un error, bueno, es un error seguro, lo que no sabemos es de quién, si del fabricante o del distribuidor, ahora convertido en mero expositor de botellas. Ah, ¿quieren algo de vino? Venga… el otro día cogí un tinto medianito, para comer un martes o un miércoles, cerca de los 4 euros. Dos semanas después cuesta un pavo más… ¡y encima en una cabeza de góndola, en modo “acérquense, aprovechen esta oportunidad!”, en fin, un disparate. El ‘Sol de Andalucía Embotellado’ está a punto, pero a punto, de pasar la mágica cifra de los 7 euros, aunque este es un tema distinto, a la vista de cómo está el sector de los vinos de Jerez…

Ya ven que el informe, al final, está medio currado. Eso sí, no hay conclusiones. Esas son para los políticos, sociólogos, expertos, etc, nosotros hemos venido aquí para sufrir. Dirán que el informe es parcial, claro, porque además es que lo es: el equipo beneficiado nunca se queja del árbitro… y, aquí, aquí sí, aquí todos los consumidores somos un poco como el pobre Atleti…

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