El PSOE andaluz y el aforismo de Ayrton Senna

El problema en las filas socialistas es tal que no saben en este momento si un resultado es bueno o es malo... de hecho creyeron que (el de las europeas) era bueno, hasta que desde Madrid les dijeron que era malo

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

PSOE. Gesto cariñoso de José Antonio Díaz con Mamen Sánchez tras una comparecencia reciente.

Un partido puede sacar un buen o un mal resultado. Son cosas que pasan cuando dejas tu suerte en manos (literalmente) de millones de personas. Lo que no puede ser es que no tengas claro si has sacado un buen o un mal resultado, porque una formación política lo que no puede es estar despistada: puede disfrazar, tapar, hacer una lectura un tanto torticera (sin pasarse) de los hechos, pero lo que no puede es no tener claro si se ha estado bien o mal, insisto, otra cosa es lo que se diga de cara a la opinión pública, pero tener claro en clave interna el análisis, la interpretación de los datos... eso es de cajón.

Toda esta introducción viene a cuento de lo que ocurre con el PSOE andaluz, que se acostó el domingo creyendo que había obtenido unos resultados, digamos, cuando menos razonables en las elecciones europeas, y el lunes por la mañana la comisión ejecutiva del partido, celebrada en Madrid, va y le señala, junto con Madrid, como uno de los culpables de la derrota. El despiste probablemente viene como consecuencia de que el partido obtuvo un 32% de los votos, 2 puntos más en Andalucía que el 30% en que se quedó la media nacional (obviamente es aún mejor que el resto de las comunidades autónomas, máxime teniendo en cuenta el volumen del voto andaluz). “Pues hemos sacado dos puntos más que el resto del partido, pues bueno, no está mal, por nuestra parte hemos cumplido”, parece la lectura socialista de urgencia, así, en dos líneas. Pero no, el PSOE andaluz descubrió el lunes por la mañana que, como los contrarrelojistas, compite contra sí mismo, contra su historia, más concretamente, que el partido en Madrid le pide que vuelva a ser el que fue, simple y llanamente, que ha llegado el momento de poner en apuros a Juanma (recuerden que en Andalucía solo existe un ‘Juanma’, el resto, con apellido o Juan Manuel).

Ya saben los estimados lectores, las queridas lectoras, que estas líneas se escriben desde Jerez de la Fra, que con unos 215.000 habitantes es la quinta ciudad andaluza. Lo que ocurrió en Jerez la última noche electoral es calcado al problema del que estamos hablando. A este cronista le llegaron imágenes en las que lo que se podía ver era casi una celebración de los resultados, no digo que se transmitiera euforia, pero si satisfacción por el deber cumplido (cuidado, hay que tener en cuenta también la que tiene liada el partido a nivel local tras las dimisiones en la ejecutiva, algo que incluso se dejó sentir en la operativa que el partido desplegó para seguir las mesas electorales) al alcanzar exactamente el 30% de los votos, el dato nacional. Y luego llega el lunes y te enteras de que no, que no es suficiente.

Probablemente, parte del problema sea que el partido, las personas que lo conforman, está empezando a conformarse con el segundo puesto y para saber exactamente qué es el segundo puesto, recordemos aquel aforismo de Ayrton Senna: "el segundo es el primero de los perdedores". Quitando la isla de Cataluña –y veremos a ver en qué acaba esa importante victoria, todo hay que decirlo–, las elecciones de Galicia, Euskadi y Europa solo han aportado resultados que van del desastre a ‘salvar los muebles’ pasando por la mediocridad, además respectivamente para cada territorio. Incluso, la propia dinámica del partido, gobernando España tras un segundo puesto en el que para sumar una mayoría un poco más y tiene que colar de rondón a un ujier que pasaba por allí (manera de hablar), tampoco ayuda.

Salvo sorpresa mayúscula, ahora viene un período tranquilo en lo que a elecciones se refiere, por lo que tiempo hay para analizar dónde se está, con qué –y quién– se cuenta y ver cuál es la estrategia, sobre todo después de haber comprobado que en Andalucía el señuelo de andar estrujando el ‘que viene la ultraderecha’ no funciona mucho. Está claro que el PSOE tiene que hacer algo si quiere plantar cara (de verdad) al PP dentro de un par de años. Por ahora, el liderazgo de Juan Espadas no está en cuestión, al menos no desde Madrid, pero hay distintos fuegos que convendría apagar enseguida (Málaga, Sevilla, Jerez) porque igual que se dice eso de que los perros huelen el miedo, está claro que el elector huele la falta de cohesión y el apaño, y, huelga decirlo, los tiene muy en cuenta a la hora de ser llamados a coger la papeleta: precisamente para no hacerlo.