(A modo de acotación: El Arroyo, centro de Jerez, primeros de mayo de 2023, ‘en vista de lo que se ve que va a ser’).
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-Sí, nos ha puesto el Ayuntamiento… no, a ver, no… esto es una especie de programa que se paga con fondos europeos o algo así, no sabría decirle bien. Nosotros trabajamos… no, perdón, nosotros y nosotras trabajamos, quiero decir, que nos obligan a hablar en exclusivo…
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-Eso, en inclusivo, sí, que me lío aquí hablando con usted, un periodista, que no estoy acostumbrado… total que trabajamos para una empresa concesionaria o adjudicataria del servicio, llámelo usted como quiera, equis.
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-Todo viene por la obra de la calle, claro. La remodelación del Arroyo y su entorno, sí. Les ha quedado un poco ‘cementera’, digamos, entonces de ahí viene esta iniciativa de los abanicos para los y las transeúntes, también disponible en versión paipay. Está sobre la mesa que haya sombrillas, muy demandadas por mujeres japonesas, sobre todo, pero por ahora no está aprobado, no…
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-No, no se venden, no, al menos directamente, no. Usted lo que hace es un depósito de cinco euros y coge su abanico o paipay aquí, a pie de la torre de la espadaña, y lo deja abajo, en el puesto que hay frente a la Catedral, y viceversa, si sube lo coge abajo y lo deja aquí. Se le da un recibo digital y al final de su trayecto recupera los cinco pavos. Eso es. Sí, si lo quiere se lo puede llevar, bien porque le guste bien porque a veces hay que esperar para la devolución, que el sistema va lento los fines de semana… no sé el coste, de verdad, pero no se preocupe que, como en los casinos, la casa nunca pierde, jajaja…
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-Sí, claro, no hay ningún otro motivo, es por el calor. Estuvieron en abril haciendo pruebas, después de que terminaran las obras, y ya se veía venir que subir y bajar el Arroyo y José Luis Díez en las horas centrales del día iba a ser duro, muy duro, que es mucha piedra y mucho cemento, sí. Por eso a alguien del Ayuntamiento –supongo- se le ocurrió crear este servicio de ayuda a los transeúntes, da igual que sean jerezanos o de fuera, a hacer más llevadera la travesía a través de este sistema integrado y sostenible de generación de corriente aérea natural a base de abanicos y paipays, que ya digo que la sombrilla sigue en estudio.
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-¿Gorras de béisbol? Ah, pues hasta donde sé no le ha ocurrido a nadie, como quieren hacerlo en plan así típico y tal, pues será por eso que no, que al menos por ahora no…
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-Dice usted que los puestos de entrega-recepción son muy chulos... Sí, a mí también me lo parecen. A ver, que yo preferiría tener mi aire acondicionado, mi ordenador y una neverita, claro, pero no me quejo, aquí no se está mal del todo. Ya le he dicho que se ha buscado hacer algo típico con estos puestos, así que, al parecer, el Ayuntamiento decidió rendir un homenaje a los antiguos sombrajos que se ponían en las viñas, bueno, en toda la campiña jerezana, para dar sombra a los jornaleros. ¿Se puede decir todavía jornalero?
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-No lo sabe… Bueno, pues eso es lo que nos han puesto. Estamos aquí, debajo del sombrajo, perdone usted por el pareado, dando un servicio público que amortigüe, en la medida de lo posible, los problemas que genera el calor en el tránsito de gente a pie por la zona, que ya ve que es mucho cemento y mucho empedrado y muy poca sombra, eso es lo que hacemos…
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-Yo no he oído nada de extenderlo a otras partes del centro de Jerez, no, nada de la plaza Belén. A ver, si me pide mi opinión, hay un parecido, se ve que detrás hay alguien con un estilo, como lo definiría… un estilo propio, pero no es lo mismo, tenga usted en cuenta que la plaza Belén está muy consolidada y tiene su parquecito, su arboleda, su arroyuelo…
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-Eso, y su estatua a la niña ‘empoderá’, tiene usted razón. Esta es una iniciativa más ‘cementera’… no sé porque es el adjetivo que venimos ‘utilizando’ los compañeros y compañeras. Bueno, ahí, un poco más abajo, va una zona de aprovechamiento público o cívico, o algo así lo han llamado, sí, a la altura del centro de salud, jajaja… sí, claro, claro por ahí siguen entrando y saliendo ambulancias… pero qué le voy a decir yo a usted, jajaja… las cosas.
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-Ya, ya, jajaja, una zona de baile para mayores como la de la Alameda del Banco… quite, quite, como pajaritos sería aquí, como pajaritos caerían… eso sí, con el centro de salud aquí al lado pues… jajaja…
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-Por ahora estamos cuatros compañeras y compañeros de doce a ocho de la tarde, todos los días, seis meses, de mayo a octubre, ya sabe, con lo del cambio climático…
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-Pues no sé si debería, la verdad, pero sí, le acepto la cervecita, ya la dejaré por aquí medio escondida por si viene algún inspector municipal o hay algún cliente o clienta –¿se dice clienta?, ah, vaya, que no lo sabe- un poco tiquismiquis, jajaja. ¡Gracias!