Riquelme: visita al fracaso

Promover visitas al ruinoso edificio en lugar de ver qué se puede hacer aquí y ahora con este valioso patrimonio parece pura resignación

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

El palacio Riquelme, en una imagen reciente.
El palacio Riquelme, en una imagen reciente. MANU GARCÍA

Desde hace años el turismo de aventuras ha ido haciéndose con un hueco creciente en dicho sector económico. El desierto, la selva o la sabana no son ninguna novedad para los turistas más intrépidos, como tampoco lo es ir a determinados sitios a practicar actividades tipo barranquismo, descender los rápidos de un río en canoa, cruzar montes en tirolina o, si tienes un día aburrido, literalmente ir y tirarte por un puente. Ah, en NYC también puedes hacer una visita guiada por The Bronx, excursión segura a barrio chungui que supongo la habrá similar en otras grandes ciudades.

Con este contexto, no cabe extrañarse de que el Ayuntamiento de Jerez de la Fra, preocupado por estar siempre a la vanguardia, haya programado un paquete turístico con visita guiada al palacio de Riquelme, joya del siglo XVI que se encuentra en perfecto estado… perfecto estado de ruina, queríamos decir. Esta visita, que podría llamarse ‘San Mateo Extreme’, por el barrio histórico de la ciudad donde se ubica, se programa después de que hace nada, cosa de un mes, se derrumbara uno de los muros interiores del palacio, lo que viene a dar indudable actualidad –y también su buena dosis de picante— a la visita. Por supuesto, técnicos del Ayuntamiento han realizado un informe para descartar cualquier riesgo, pero los hechos, amigas y amigos, están ahí.

Por ahora, y aunque se ha anunciado que las visitas podrían comenzar a finales de este mismo mes –se llega un poquito justo a Fitur, pero se está en fechas, por lo que los turoperadores de todo el mundo podrían tener al menos un folleto y algún tipo de simulación de la visita para incluirlo precisamente en sus paquetes de aventura… o venir a completar los de visitas a bodegas—, se desconoce si el guía municipal va a dirigir la visita en solitario o va a ir acompañado por algún equipo multidisciplinar, que perfectamente podría estar formado por un entomólogo (experto en insectos y demás bichos), una herpetóloga (ofidios… vulgo, bichas), un bombero preferiblemente cachas y, directamente, un cazador de apoyo, no sé… alguien así tipo Clark Gable en Mogambo, una presencia apabullante que, sin duda, colmaría e incluso colmataría las expectativas de los grupos que realicen la visita.

Bien… cambiando el tono del artículo, lo que está claro es que esta visita a unas ruinas tiene una importante carga simbólica, porque realmente es una visita al fracaso del Ayuntamiento de Jerez de la Fra (ojo, no solo de este gobierno municipal, que este es un asunto que lleva 40 años coleando… y de hecho más, que hay publicaciones de 1977 que se refieren al estado del palacio como “estercolero artístico”, que se ve que en La Voz del Sur histórica también repartían) con la rehabilitación de este edificio singular y del centro histórico en general. El propio delegado de Cultura y responsable de esta idea, Paco Camas, en declaraciones a Canal Sur, dijo que “Riquelme está en un momento de consolidación y estable dentro de la ruina que es”, claro, qué va a decir, no puede decir otra cosa, pese a que, extrañamente, por momentos y salvo por la palabra ruina (y tampoco del todo) parece que estuviera hablando del estado de salud de una persona enferma.

El problema, como hemos señalado, es que ningún gobierno municipal ha hecho lo que tenía que hacer con el palacio de Riquelme, que no es otra cosa que rehabilitarlo y acondicionarlo para un uso cultural. Punto. Debió haberse acometido en 1982 aprovechando una subvención de 10 millones de pesetas (60.000 euros, tampoco era la leche) del Ministerio de Cultura, pero no se hizo y, desde entonces, pese a que su rehabilitación se ha ido incluyendo en distintos planes municipales, no se ha hecho nada más allá de algunas obras de mantenimiento, todo ello mientras el deterioro del edificio crece de manera directamente proporcional al encarecimiento de la intervención que necesita y que, hoy por hoy, debido precisamente a su cuantía, hace imprescindible que el Ayuntamiento involucre a otras Administraciones o incluso particulares –la cercana bodega Tradición ha manifestado en alguna ocasión su interés por el edificio para albergar su valiosa pinacoteca— para llevarla a cabo.

Con todo el tiempo que ha pasado y teniendo en cuenta la candidatura de Jerez a la Capitalidad Europea de la Cultura 2031, promover visitas al ruinoso edificio en lugar de ver qué se puede hacer aquí y ahora con este valioso patrimonio, parece pura resignación, una especie de ‘esto es lo que hay’ que se percibe más como ocurrencia que como idea, un auténtico refocilo en el fracaso.  

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