Próximo a cumplirse el trigésimo aniversario (20 de julio 1993) del fallecimiento de nuestra más que admirada y querida Rosa Roige Rosich, reproduzco aquí un amplio extracto del artículo que el 28 de febrero del año 1994, Día de Andalucía, publiqué en su memoria. Fundado en su más que apreciado amor por Jerez y nuestra tierra, el artículo se titulaba:
A una mujer catalana — en el día de Andalucía
"...Viniste a Jerez, te ubicaste aquí, y casi sin quererlo viviste con nosotros. Apenas te hacías notar. Lo hiciste en una casa, de por sí, un lugar de encuentro, y lo convertiste en un grato lugar de acogida para compartirla con nosotros. Más bien tuviste que aguantarnos. Fuiste observadora privilegiada del rápido crecimiento de muchos hijos e hijas de Jerez, de sus dificultades para abrirse paso en el entramado oscurantista de aquella época y de tantas ilusiones vertidas capaces de levantar a los ánimos más adversos. Porque, quién mejor que tú, sabías de cuántas vicisitudes se vivieron en aquella Casa de Ejercicios Espirituales de El Calvario.
Pasaste de estar en Jerez, a vivir en Jerez. Para poco más tarde, animar a la vida por Jerez. Apostabas por nosotros y lo hiciste por nuestro pueblo. Incitabas a soltar con frescura las amarras de nuestra cortedad. Las medias tintas no te valían. Al pan, pan.
Trabajabas tenazmente por superar el nivel cultural de nuestro entorno y en tu empeño fuiste capaz de sentar a todos, a unos y a otros, eso, sí, con cierto grado de sensibilidad social, en torno a un proyecto: la difusión de la cultura y el acceso de los instrumentos culturales a toda la ciudadanía. Con enorme entusiasmo coordinaste el trabajo. Y surgió Librería Alternativa.
A la librería Alternativa le debemos la celebración en Jerez de la Feria del libro Infantil y Juvenil y el premio Alternativa a la difusión cultural, amén de otras iniciativas. Por supuesto, la organización de aquellos primeros conciertos que tanto nos animaron en la transición y en los inicios democráticos.
Comprarte un libro imprimía carácter. A la vez que vendías, interrogabas. Entendías la dificultad de gobernar e incitabas a hacerlo de otra manera. Sin aliarte con nadie, a todos escuchabas, con todos discutías y a todos quisiste. Derramabas ternura en los pequeños y en tu presencia se quebraba lo anodino. Al acercarse a ti claudicaba la apatía y todo recuperaba su valor. Con nuevas energías decíamos ¡hasta luego! Mamamos de ti y algo de madre fuiste para nosotros.
Amabas a Jerez y amabas a Andalucía. Te sorprendían nuestras formas de vida y admiraste nuestros valores. Te encantaba la luz, el color y la fiesta. Te maravillabas de la capacidad de los andaluces para salir de la angustia, de su fuerza. De cómo superábamos los momentos duros, nuestra esperanza… Te hiciste parte entre nosotros y por ello también sufrías. Sentías Cataluña en Andalucía y amaste a tu tierra luchando por la nuestra.
Cuando ejercías de anfitriona, todo un lujo para quien nos visitaba. Afortunado aquél o aquella que fueran atendidos por ti, pues no faltarían detalles de tu embriaguez andaluza o tu sentir jerezano: del olor, la primavera, la gente y la calle, el dolor, el arte, el cante… Lo que contabas no te era ajeno, formaba parte de ti. Eras tú misma. Una más entre nosotros.
Pudiste vivir de la gloria, y optaste por la humildad; disfrutabas del anonimato entre los de abajo, trabajando por un Reino de Justicia.
Te emocionaba el cante, lo transmitías y a muchos descubriste con la música. Al cantar marcabas nota. Ponías melodía y tono, suavizabas los graves y en los agudos arremetías con garra. Había que estirar, segur e tomba…
He querido traerte a nuestra memoria, a la memoria de todos tus amigos y amigas de Jerez. Aquellos que tuvimos algo que ver contigo, desde tu labor en la Casa de Ejercicios Espirituales del Calvario, desde la librería Alternativa, desde la asociación de vecinos de tu barrio —Los Naranjos— o desde la Comunidad Cristiana de la Parroquia de San Juan de Dios, en este día tan significado para ti como lo es para nosotros y para nuestro pueblo.
Traerte a la memoria para celebrar contigo nuestra fiesta —el día de Andalucía— y una vez aupados en tu recuerdo, desde Jerez y Salamanca, junto a María, Hortensia y Toñi, abrazados al amor por nuestra Tierra, gritar de nuevo con fuerza y esperanza:
¡Viva Andalucía y viva Jerez!