Ahora que estamos con un pie en marzo, mes por excelencia en el que se reivindican los derechos de las mujeres, y que tenemos muy cerca las movilizaciones por la sanidad, que tuvieron lugar en todas las capitales andaluzas, para exigir una sanidad pública de calidad, con más profesionales, con mejores infraestructuras, con mejor atención y con menos recortes, es un momento idóneo para poner el foco en los derechos de las mujeres a la hora de parir.
El tema de la violencia obstétrica −que tanto ha sonado este último año, entre otras cosas debido a la negativa de los colegios de médicos a reconocerla como una práctica que existe y que tiene múltiples vertientes en el trato a la mujer en el proceso del parto−, está íntimamente relacionada con la gestión sanitaria, con su degradación, con los recortes que se aplican y con la falta de mejoras en estas áreas. Esto conlleva una cada vez mayor precarización del proceso del parto, que coincide con el lema de este próximo 8 de marzo: mujeres en precario, violencias a diario.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de la precarización del proceso del parto? Hablamos de cuestiones tan importantes como de las tasas de cesáreas, de las tasas de episiotomías realizadas por protocolo, de la no separación madre-bebé durante las 2 primeras horas de vida, de la práctica del piel con piel, del respeto a los tiempos del parto, hablamos de la ratio de matronas, de las maniobras realizadas en los expulsivos que están desaconsejadas actualmente, o de las infraestructuras y de los recursos disponibles a la hora del parto en los diferentes hospitales.
Vayamos por partes. Empecemos por hablar de las cesáreas, que es un dato bastante revelador de la situación de esta precarización. La OMS sitúa la tasa recomendada de cesáreas en el 15%. La tasa de cesáreas realizada en hospitales públicos en España en 2019 fue del 21.9%, mientras que la tasa en hospitales privados fue del 35.5%. Si nos dirigimos a la provincia de Cádiz, donde tenemos un buen ejemplo de la concertación y la privatización de la sanidad, vemos que en el periodo 2000-2016 de los 170.596 partos que tuvieron lugar en hospitales públicos de la provincia, el 24,5% fue por cesárea. Si nos situamos en los 45.283 partos que tuvieron lugar en los hospitales privados de la provincia gaditana, vemos que la tasa se sitúa en el 41.5%, bastante alejado de ese 15% recomendado por la OMS.
Por tanto, se observa una conexión directa entre la privatización de la sanidad en nuestra provincia y las formas de parir. En este sentido, y con los datos que se reflejan en ese periodo 2000-2016, observamos que la tasa de cesáreas practicadas en los hospitales privados en la provincia de Cádiz es la más alta de Andalucía en comparación con el resto de provincias: Huelva (32,4%), Sevilla (30,8%), Málaga (37,8%), Granada (36,8%), Almería (38,4%) y Jaén (35,7%). Este dato demuestra que existe un factor territorial de la situación sanitaria que condiciona y determina el proceso del parto. Las gaditanas tenemos una probabilidad mayor de que nuestro parto termine en cesárea que el resto de las andaluzas.
Las gaditanas tenemos una probabilidad mayor de que nuestro parto termine en cesárea que el resto de las andaluzas
¿Qué factores afectan al incremento o a la no disminución de esa tasa? Independientemente del factor del aumento de la edad materna,− este incremento es prácticamente generalizado a nivel nacional−, las tasas de cesáreas se ven afectadas por el respecto a los tiempos del parto, entre otros factores. En los últimos años, ha habido un descenso de los nacimientos producidos en sábados y domingos o en festivos, ya que el número de inducciones, aceleración del parto o de cesáreas programadas ha cambiado esta situación. Las planillas del personal, el número de matronas por turnos, los cambios de turno e incluso el número de paritorios existente son factores que van determinando y afectando el ritmo natural de los partos. Cuanto menos respeto a los tiempos naturales de la mujer a la hora de dar a luz, mayor nivel de intervencionismo encontraremos. Esto provoca, por ejemplo, que se haga un mayor número de cesáreas antes de empezar el turno de noche. En este sentido, con el aumento del número de matronas, así como del número de paritorios disponibles la tasa de cesáreas tiende a descender. Una de las reivindicaciones más directas es la del aumento del número de matronas para mejorar la asistencia al parto respetado para que incida en la mejora de los indicadores que marca la OMS.
Menos cesáreas también supone más ahorro, pero sobre todo, menos secuelas para las madres
El descenso de la tasa de cesáreas conlleva también un ahorro económico, tanto directo como indirecto. A nivel directo, el parto por cesárea cuesta el doble que el parto vaginal, y a nivel indirecto, conlleva una serie de costes alrededor de la salud de la madre a medio y a largo plazo. Las consecuencias tanto físicas como psicológicas de la cesárea para la madre son mucho mayores que las del parto vaginal, por lo que esos costes indirectos podrían suponer también un ahorro con la reducción de la tasa actual.
Por otra parte, además del aumento del número de matronas y personal sanitario, se hace muy necesaria la inversión en las infraestructuras: habitaciones de puerperio individuales, quirófanos y salas de reanimación que permitan el acompañamiento familiar y la no separación madre-bebé o cambiar los espacios dedicados al parto convirtiéndolos en espacios amables dotados de los recursos suficientes para el parto respetado.
La degradación del sistema público de salud y las diferencias a nivel territorial son muy acusadas en este sentido. ¿Por qué en la provincia de Cádiz solo hay un hospital público que disponga de walking epidural u óxido nitroso como sistemas analgésicos? ¿Por qué en la provincia de Cádiz no hay ninguna bañera de dilatación en los hospitales públicos? La dilatación en agua es otro de los factores que rebajan la incidencia de las tasas de episiotomías y de desgarros, facilita la dilatación y mejora el bienestar de la madre. Según los datos ofrecidos por El parto es nuestro, de las 35 maternidades públicas andaluzas, solo 7 de ellas cuentan con bañera de dilatación y parto y con equipos de matronas formadas para atender el proceso del parto y nacimiento en el agua: Hospital de Poniente (El Ejido, Almería), Hospital Costa del Sol (Marbella, Málaga), Hospital Materno Infantil Carlos Haya (Málaga), Hospital Universitario de San Cecilio (Granada), Hospital La Inmaculada (Huércal-Overa, Almería), Hospital Infanta Margarita (Cabra, Córdoba) y Hospital San Juan de la Cruz (Úbeda, Jaén). Dónde das a luz condiciona el cómo das a luz.
Respecto a la dotación de las unidades de obstetricia muchos hospitales públicos tienen sillas de parto, pelotas o barras para facilitar el movimiento libre, sin embargo, en muchos de ellos ni siquiera te ofrecen las posibilidades con las que cuenta el hospital ni el personal está formado específicamente para otro tipo de dilataciones y expulsivos, y si alguna madre manifiesta que quiere tener un parto diferente se encuentran generalmente con cierta reticencia por parte del equipo médico.
La violencia obstétrica de la que hablamos, no solo se refiere a las intervenciones físicas, como a la episiotomía no informada e innecesaria en muchas ocasiones por no respetar los tiempos o por no existir libertad de movimiento, o a la maniobra Kristeller, sino que hablamos también de la violencia verbal y psicológica que sufren muchas mujeres durante el trabajo de parto. Frases como “no lo estás haciendo bien”, “no sabes empujar, “no sabes parir”, “como no empujes bien te meto en el quirófano”, ese tipo de frases resultan demoledoras para una mujer que se encuentra en situación de vulnerabilidad en esos momentos. Estas cuestiones generan a muchas mujeres experiencias de partos traumáticos y les provoca que recordar uno de los momentos más impactantes de su vida les resulte tremendamente doloroso.
Es necesaria más que nunca la elaboración de un protocolo común y la actualización de la Estrategia de Atención al Parto Normal, además de las cuestiones que ya hemos comentado como el incremento de matronas o la mejora de las infraestructuras, con una apuesta por mejorar la dotación de posibilidades para las mujeres a nivel analgésico, postural e integrar las bañeras de dilatación como un recurso más en las maternidades públicas.
Que parir en una provincia, en una comunidad autónoma o en una comarca determinada no limite o condicione nuestra forma de parir. Eso también es igualdad y estos también son nuestros derechos.