Pocas cosas hay más españolas que echar por tierra todo lo nuestro y lo de los nuestros. Y a lo mejor, con esta afirmación, estoy haciendo exactamente eso. Me tomaré la licencia para exponer mi indignación. Hace un tiempo escribí algo sobre lo que significaba para mí mi pueblo. Hubo quien lo tachó de catetada porque caía en algunos estereotipos, y no lo negaré: flamenco, caballos, vino, etc. Pero yo me pregunto: ¿dónde está el límite entre estereotipo y raíces? Os guste o no, tenemos una trayectoria.
Siempre me ha parecido de personas acomplejadas negar tu procedencia. Puede que no tengas nada que ver con la cultura de tu ciudad y que no estés implicado en su folclore. Puede incluso que cuando llega la Feria o la Semana Santa te quites de en medio y te vayas a la playa en plan “a la mierda estos catetos”, pero eso no quita que la mayoría de la población siga disfrutando de lo que a ti te indigna.
¿Es Holanda algo más que tulipanes y bicicletas? ¿Es Texas algo más que vacas y vaqueros? ¿Es Asturias algo más que sidra y prados verdes? ¿Es Valencia algo más que sobrecostes y corrupción —este es de bromita—? ¿Es Italia algo más que pasta y pizzas? ¿Es París algo más que la Torre Eiffel y Notre Damme? ¿Es Japón algo más que arroz y megarobots? ¿Es Jerez algo más que flamenco, caballos y vino? ¡Pues claro que sí! Claro que sí a todo. Siempre es algo más, pero si no somos capaces de distinguir una seña de identidad, estamos haciendo las cosas muy mal. De nuevo sólo veo complejos.
Yo soy el medio rubio gordo de las barbas y Jerez es la capital del flamenco, los caballos y el vino. Esto es así, aquí y en Pekín, la ciudad de los hijos únicos y las copias baratas. El que no lo quiera ver y lo niegue que me cuente qué hace él porque no sea así. ¿Qué es más Jerez que todo eso? ¿Qué haces tú desde tu puesto de administrativo en una empresa de alquiler de maquinaria para que no sea así? Vamos, no me jodas. Sigue renegando de una cultura universal, de una denominación de origen laureada por todos, de un patrimonio inmaterial de la Humanidad. De algo que nos hace tan grandes que nos ha traído fama mundial.
Pero no, tú, renegado acomplejado dices, con rabia, que Jerez es algo más. Es algo más: somos una sociedad avanzada y globalizada. Hay McDonald's y también hay tabancos, pero tú no estás orgulloso de ello, porque todo lo que te huele a andaluz te trae ecos de una época de analfabetización y pobreza. Y es que no hay nada más pobre que repudiar tus orígenes. Vale que eres un individuo independiente y crees no tener nada que ver con todas esas influencias, pero el autoracismo se cura viajando. Te darás cuenta de que eres diferente e igual a los que habitan contigo; y todo eso proviene de una fuente. Sí, hijo, sí: el flamenco, el sol, el vino, la alegría, los caballos, el compadreo...
“Siempre damos la misma imagen: la bailaora y el tío cantando”; pues mira, si quieres damos la imagen de expoliación por parte de los políticos, la falta de industria y el paro. “Así nos luce el pelo” —por identificarnos con el bailoteo—, qué frase más rancia, al mismo nivel de “¿para cuándo un día del orgullo hetero?” Así nos luce el pelo, sí, repudiando una identidad centenaria y no sacando partido de ello. Porque tú eres más de cronuts y de sentarte en las escaleras del block en Brooklyn y Jerez es una mierda porque sólo hay miseria; pero para algo bueno que tenemos te dedicas a despreciarlo porque no es la percepción que quieres que los demás tengan de ti.
En Finlandia hay un pueblo en el que Papá Noel está todo el año recibiendo a niños. Tiene que ser un poco aburrido para sus habitantes, pero es lo que tienen. Tendrá sus detractores, lo entiendo, pero nosotros con la gran riqueza cultural que tenemos, vamos pegándole patadas. Pues muy bien, yo me voy a la Feria a quitarme las penas que me provocan los opositores jerezanos. Seguro que allí me encuentro a alguno, pero nos saludaremos y brindaremos, porque con media de fino en el albero to se pasa.