Un nuevo régimen político capitalista-militarista se ha desatado sobre las frágiles democracias occidentales. En una entrevista a José Luis Gordillo (en revista Mientras Tanto) encontramos este breve y preciso resumen de la situación en que nos encontramos: “Al mismo tiempo, el Estado de Israel, que también dispone de armas nucleares, ha iniciado una escalada militar contra Irán para desviar la atención de la masacre de Gaza (y para poder presentarse como «víctima») que no sabemos cómo acabará. Estamos, sin lugar a dudas, en el momento más peligroso para la paz mundial desde 1945. La militarización ya es un hecho en muchos países occidentales y no occidentales. La militarización siempre comporta propaganda bélica omnipresente fundamentada en la lógica del amigo/enemigo, autoritarismo, represión a la disidencia interna y políticas policiales de mano dura. La extrema derecha es la fuerza política más funcional a la militarización. La extrema derecha del Norte global no ha hecho nada más que regar y hacer crecer las semillas ideológicas de islamofobia, racismo, supremacismo y autoritarismo que los gobiernos de EE. UU., la OTAN e Israel han plantado como mínimo desde 2001, desde la declaración de la fantasmagórica “guerra contra el terrorismo”.
Otros especialistas, como Pere Ortega, lo señalan con cifras bien claras y espeluznantes: “Esta paranoia militarista de los países europeos se ha materializado en la apuesta de llegar a un mínimo (que no máximo) del 2% del PIB en gasto militar, y se han comprometido en hacerlo antes de 2029. Un 2% o un 20% del PIB no da garantías de mayor seguridad porque no existe ningún estudio que avale tal cuestión. Pese a ello, los países europeos se han lanzado al rearme aumentando el gasto militar, y la Comisión Europea, por su parte, propuso que se necesitaban no menos de 100.000 millones de euros para financiarlo”.
Y sabemos, por este genocidio que el estado de Israel está practicando sobre la población de Gaza, así como por los bombardeos occidentales sobre las ciudades alemanas en la II Guerra Mundial, por Vietnam, por Ucrania, por Hiroshima y Nagasaki… que los civiles indefensos son objetivos militares en las guerras contemporáneas y del siglo XXI: “La última de estas medidas solicita el fin inmediato de la ofensiva contra Rafah para garantizar la entrada de la ayuda humanitaria suficiente, y llega días después de que el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional indicara en su informe que “Israel ha privado intencional y sistemáticamente a la población civil en todas partes de Gaza de objetos indispensables para la supervivencia humana”.
Entonces, la conclusión de todo esto es más que evidente: para las élites gobernantes y los intereses capitalistas que manejan los hilos del poder, no somos más que despojos de carne listos para el sacrificio llegado el caso. Con mil excusas, con mil mentiras, nos preparan para la guerra (es decir, para matanzas generalizadas en todas direcciones y a una escala nunca vista) y nos dicen que es la única forma de garantizar la Paz… e inmediatamente desvían los recursos económicos de educación, cultura, vivienda, medio ambiente, empleo, sanidad, etc., y los invierten en armas de guerra…
Dando la espalda a la negociación, a las necesarias conversaciones de paz que tienen que producirse sí o sí y de forma inmediata, como exige la ciudadanía, alardean continuamente con el poder inmensamente destructivo de sus arsenales atómicos (que es lo mismo que alardear de la capacidad de ambas partes para desatar un Armagedon de consecuencias devastadoras)… mientras las víctimas de sus amenazas (o sea, nosotros) rezamos para que no ocurra lo peor.
A mi juicio, la pregunta es esta: ¿en qué clase de sistema político vivimos según el cual los seres humanos se dividen, básicamente, en dos clases: una muy minoritaria de élites patológicamente sádicas y otra, informe, de centenas de millones de seres humanos, que somos tratados como despojos de carne listos para el matadero más inimaginablemente horrible?.
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