Quo usque tandem abutere, Camas, patientia nostra? Con bastante pasmo leíamos el pasado fin de semana una tribuna libre del teniente de alcaldesa, Francisco Camas, en la que, cuanto menos, venía a decir que los que peleamos de verdad por la revitalización del centro histórico éramos los culpables de que no llegue inversión o un lastre a la propia regeneración de la zona: “(…) pero la difusión de un Jerez devastado y en ruina, además de no ser una verdad completa, supone un flaco favor para nuestra ciudad” (sic). Los grandes clásicos como Cicerón no se equivocaban en su época y nos dejaron para la posteridad frases que hoy siguen perfectamente vigentes. ¿Hasta cuando, Camas, abusarás de nuestra paciencia? Por supuesto, en esta moda política de tirar la piedra y esconder la mano, el delegado se ocupa de no decir quién o quiénes son esos demonios que continuamente sacan a la palestra esa imagen tan irreal del centro histórico. No somos nosotros de condición cobardes, así que dirigimos lo que queremos decir al destinatario concreto y no recurrimos a acusaciones veladas, pero sí nos gustaría que, cuando haya algo que se nos quiera reprochar o criticar, se nos diga directamente, de frente. Nos place que se nos nombre cuando se dirigen a nosotros, para bien o para mal.
Mala imagen. Todos los problemas que arrastra la zona intramuros desde hace décadas están empantanados porque exportamos una mala imagen de la misma que, para colmo, “no es una verdad completa”. Y es entonces cuando uno, señor Camas, comienza a recordar, a hacer balance y llegar a una serie de conclusiones en las que se le incapacita directamente para dar ningún tipo de lección después de dieciocho meses en el cargo. Porque, ¡claro!, en ningún caso dar mala imagen es presentar un plan director sin proyectos, sin plazos y sin financiación al mismo tiempo que no se le asigna ni un solo euro del presupuesto de 2016 al centro histórico; no es dar mala imagen el hecho de tener una delegación de Dinamización Cultural que sólo sirve para llevarse eventos al Alcázar, como transmitiendo el mensaje de que “aunque lo que hay detrás está de lujo pese a lo que dicen las malas lenguas, es mejor que no vayáis por allí. Para qué”; tampoco se puede considerar mala imagen el hecho de que la logia renacentista del Cabildo Viejo lleve dos meses convertida en trastero de sillas de barbacoa poligonera. Pongo estos tres ejemplos, pero tendría para rellenar toda una enciclopedia. ¿Difusión de una ciudad en ruinas? Más bien hechos objetivos que tienen un responsable común: usted, nefastus nefastorum aedilis.
Diálogo, comunicación. He aquí la segunda lección. Y es muy curioso que el delegado menos dialogante, que derrocha soberbia y prepotencia allá donde va, se erija como el tótem de la comunicación social. Estamos hablando del mismo delegado que está haciendo lo imposible por echar de su sede a la peña flamenca más activa de Jerez, La Buena Gente, que lleva más de un año dando vida a un edificio desahuciado y revitalizando la zona cero del centro histórico. Claro que sí, señor Camas, lo sabemos: es muy imprudente dejarse llevar por la pasión y soltar a los periodistas por el camino las verdaderas intenciones de uno, sobre todo cuando uno es delegado de Dinamización Cultural (qué paradoja, ¿verdad?). Por supuesto que no conseguirá su objetivo. Nosotros, entretanto, en tres meses tenemos un concurso de dibujo en el Astoria, un certamen de pintura en Fundador, un ciclo de conferencias en distintos enclaves del barrio, un belén viviente en la plaza del Mercado, un encuentro de asociaciones de centros históricos de Andalucía y un Día del Centro Histórico que inundará toda la zona intramuros. Y todo, todo, junto a entidades del barrio, dialogando, estableciendo comunicación entre todos. A eso se le llama dinamización cultural, pero de verdad. Algo que nos tenemos que agradecer entre nosotros mismos, sólamente entre nosotros mismos.
En julio de 2015 lavozdelsur.es publicaba una entrevista a Francisco Camas encabezada por el siguiente titular: “No vamos a vender humo”. El lema que presidía el artículo publicado esta semana en todos los periódicos era: “Nos lo agradecerán”. Los grilletes de la mentira cada vez atenazan y se aprietan más a cada paso, cada escrito, cada declaración. Si unimos los dos títulos de ambos artículos, obtendremos la única verdad del cuento, esa que ya es totalmente inaccesible para nuestro teniente de alcaldesa de Urbanismo, Seguridad, Cultura, Patrimonio y Dinamización Cultural. El latín nuevamente, querido delegado, se torna en sentencioso: excusatio non petita, accusatio manifesta. Amén.
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