Repartía buenos días como un cabrón reparte un cartón de tabaco el día del bautizo de su hijo.
Repartía buenos días como un cabrón reparte un cartón de tabaco el día del bautizo de su hijo. Ella estaba contenta, esa mujer que no me planchaba las camisas porque quería convertirme en un hombre moderno.
Me había hecho levantarme a mitad de la noche para enseñarme un libro. Unas fotografías y unos dibujos. “Mis orgasmos son como símbolos celtas, en espiral, concéntricos”. Yo la escuchaba con cara de entender, más de seis me han echado entre gritos. Esta da gritos porque se lo pasa bien. Me ha buscado trabajo en una cuadrilla del ayuntamiento.
Antes de arreglar aceras me tomo un café, llego siempre temprano. Cuando me agacho veo que me han pisado lo último que dejé ayer, hoy no han sido los perros. Los reconozco cuando los veo, son círculos concéntricos, zapatillas de un hijodeputa que vive de joder.
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